sábado, 6 de junio de 2009

Tres cuentos chinos, de Robert Van Gulik


En un especial de El País dedicado a autores de novelas de misterio ambientadas en épocas anteriores (se hablaba de Lindsay Davis con su Falco, o de Gordiano el Sabueso de Saylor, etc.), se mencionaba a Robert Van Gulik, conocido por sus novelas de misterios protagonizadas por el Juez Di, protagonista que tomó prestado de la novela del siglo XVIII "Casos celebrados del Juez Di". Sentí curiosidad, puesto que soy muy aficionado a esa mezcla tan afortunada entre novela histórica y misterio, pero lo dejé estar, como a veces suele pasar (un libro te llama la atención y piensas que algún día volverás a él). Bien, pues no fue tan fácil encontrarlo (al menos en la FNAC no estaba...ya sé, hay vida más allá de la FNAC), y mira por donde mi hermano tenía las primeras novelas a través de una colección de kiosko llamada "Novela histórica. Crimen y misterio", que supongo que muchos tendrán algún libro suelto.

La primera aventura del juez Di, de Robert Van Gulik (1910-1967), experto orientalista y escritor nacido en Holanda pero que pasó parte de su infancia en las Indias orientales holandesas, y que después trabajó como lingüista para el servicio exterior en el sudeste asiático, Japón y China, se sitúa en la China del siglo VII a.C., aunque la ambientación es del siglo XVII (esto el autor lo aclara dando sus razones).

En "Tres cuentos chinos", el Juez Di se enfrenta a su primer caso en su nuevo destino, el distrito de Fulai, donde ha sido enviado tras el asesinato del anterior juez del distrito. Puesto que los jueces son los encargados no solo de resolver las causas sino también de investigarlas, se pone manos a la obra. El autor plantea una trama basada en tres asuntos que finalmente acaban relacionándose y que el juez resuelve con su intuición, inteligencia y capacidad de observación.

A veces me pasa que una novela de misterio está muy bien ambientada, como es el caso, como no podía ser menos en un experto en estos temas, pero luego la trama no tiene el suficiente interés como para engancharme. Y es lo que me ha pasado con este libro, no he acabado de coger el hilo a la historia, un poco fría, ni a los personajes (he sufrido con los nombres chinos), ni al protagonista (poco se deja entrever de su personalidad o sus sentimientos). Así que no puedo decir que me haya desagradado pero tampoco he disfrutado cada página de la novela, por tanto mi impresión no es del todo positiva. Igual la segunda entrega, "El monasterio maldito", me sorprende gratamente.

Queda patente que cuando en una novela la ambientación es impecable pero falla la historia, la novela se cae, en cambio si es al revés parece como que es más perdonable. De todas formas, es muy posible que a muchos la trama les pareciera acertadísima y la expectación creciera a cada página, y sea yo un bicho raro, pero bueno, es solo mi opinión.


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