martes, 30 de marzo de 2010

La legión de los condenados, de Sven Hassel


He leído ensayos dedicados a la II Guerra Mundial pero nunca he leído novelas ambientadas en esta contienda, y la primera que leo narra los acontecimientos desde la perspectiva del bando alemán. Sven Hassel es un autor danés nacido en 1917 desconocido hasta hace poco para mí (actualmente vive en Barcelona) aunque sus novelas se escribieron hace ya años (de hecho ésta que comento, la primera de todas, es de 1953) y ha vendido millones de copias; lo descubrí navegando por internet y las opiniones vertidas siempre fueron en general favorables, por eso me lancé a comprar algunos de sus libros. Eso sí, su espectacular biografía ha sido puesta en duda en algunos foros, ya que según ésta estuvo en la invasión de Polonia de 1939, en 1941 fue enviado al frente ruso enrolado en un batallón disciplinario, y participó en todos los frentes en los que luchó Alemania salvo en el norte de África. De hecho la novela está contada como una experiencia vivida por el propio escritor, Sven Hassel, y por tanto como una autobiografía de su etapa como soldado alemán.
Tanto si es cierto que vivió todo lo que cuenta como si se ha inventado esas experiencias, lo cierto es que la novela es bastante realista como para que alguien, desde el salón de su casa, haya podido inventarse algunas de las escenas que se cuentan. Es posible que Hassel tenga una imaginación desbordante o que haya hablado con soldados que sí estuvieron allí y vivieron todo lo que se cuenta, pero lo importante es que Sven Hassel nos cuenta la forma de ver la guerra por parte de unos soldados alemanes enrolados en un batallón disciplinario obligado a ir a la guerra y que está deseando que se acabe cuanto antes.
Sven, Porta, el Viejo, Plutón, son soldados del 27º Regimiento disciplinario blindado que se alejan mucho del estereotipo del soldado alemán entregado a la causa nazi, henchido de patriotismo y amante de Adolf Hitler y defensor del nacionalsocialismo. La realidad es otra bien distinta: alemanes que se enfrentan al régimen, que son condenados a campos de trabajo por "deserción" (rebeldía hacia el régimen), que luego son enviados al frente ruso y además a primera línea para sufrir en sus propias carnes la realidad de una guerra que no tiene nada de heroísmo y sí de penurias, frío, sueño, cansancio, crueldad y muerte poco digna, esos "leiv-motiv" que tanto gustan a Pérez-Reverte recrear en sus novelas (o a Bernard Cornwell). Lo novedoso de esta novela es que ese asco del soldado hacia la guerra lo ves en soldados alemanes del ejército nazi , puesto que el autor incide en la dicotomía entre el fanático SS ("Ocurrió más de una vez que rusos y alemanes, atrincherados en un lado y otro de la misma calle, cesaran de tirotearse a la llegada de una unidad SS para que los alemanes pudiesen exterminar con toda tranquilidad a los portadores del detestado uniforme") y el simple soldado de la Wehrmacht. "Conozco muchos que quedaron curados para siempre de su estúpida fe en este mito ridículo de "Raza Superior", gracias al descubrimiento fortuito de que el enemigo no era su enemigo, y que en ningún aspecto les era inferior".
El soldado Sven comienza sus andanzas siendo recluido en un campo de trabajo llamado Lengries, donde recibirá un trato inhumano, posteriormente liberado y entrenado de forma despiadada en un batallón disciplinario formado por "desertores", enviado después a los Balcanes, a Polonia y finalmente al frente ruso, donde casi la totalidad del batallón desaparecerá tras las batallas de blindados en el frente ruso de 1943, que es cuando la novela finaliza.
Son interesantes algunas reflexiones que el protagonista de la novela (el propio autor) se hace: como cuando dice que "si guerra= irresponsabilidad, y desorden=irresponsabilidad, entonces guerra=desorden".
Cuando Alemania decide invadir la Unión Soviética en junio de 1941, el protagonista piensa que Alemania es un ejército de autómatas conducidos hacia un final miserable puesto que el enemigo posee el único factor auténtico de victoria: la superioridad moral.
"No necesito victorias gloriosas", dice el Viejo, "lo único que querría es la paz, ¿seguir adelante? ¿quién nos agradecerá que hayamos seguido adelante?". De hecho, durante la novela, la gran suerte para un soldado alemán es ser herido de tal forma que pueda ser enviado a un hospital de retaguardia y no volver más al frente, prolongando la estancia en el hospital con diferentes medios (inoculación de virus), y si no se es herido provocar la enfermedad de cualquier forma (ingestión de carburante de los tanques, etc.).
Me quedo con la reflexión del Viejo en 1941 sobre si habría una revolución que acabara con el nazismo: "Pero podéis llamarme Adolfo si se produce una revolución. Volverá a suceder lo mismo [que en 1918]. Los más listos se reconocerán entre sí y se cuidarán bien. Ayudarán a los sinvergüenzas a levantarse y les facilitarán bonitos látigos nuevos para que puedan hacerlos restallar sobre nuestras espaldas". Y la reflexión de Sven: "[La guerra] te deja decepcionado, vacío. Y, cuando regresas, en seguida descubres que no tenías ningún objetivo, que lo has hecho todo por nada y que has perdido contacto con lo que era tu vida."
Queda claro que la novela es más que un relato de batallas de la II Guerra Mundial. Recomendable.
Por cierto, esto se dice en la Wikipedia: "En general los profesionales nunca han considerado seriamente su obra como auténtica. Por ejemplo, había un regimiento 27 en el ejército alemán pero no era un batallón de castigo. Y los personajes no podían estar simultáneamente en dos teatros de batalla a la vez como ocurre en varias de sus novelas. Es imposible cronológicamente que el autor estuviera en todos los frentes que describe".

martes, 9 de marzo de 2010

La soledad de los números primos, de Paolo Giordano


Paolo Giordano, nascut a Torí, és un autor molt jove (va néixer el 1982) que ha aconseguit amb aquesta història els premis Campiello Opera Prima i el Strega. Tots dos són guardons destacats al món literari italià. És llicenciat en Física Teòrica i treballa a la universitat amb una beca de doctorat.
A La soledad de los números primos, Giordano narra la història d’Alice i Mattia, des de la seva infantesa fins que tots dos arriben als trenta anys i poc més. És una narració dura però reflexa de manera molt clara la soledat, però no sols la dels personatges principals que són aquests dos, sinó també la de la resta de personatges que hi ha a les seves vides. La trista però verídica realitat de que tots estem sols al món i que hi ha vegades que fins i tot ni aquells més pròxims ens coneixen a fons. Alice i Mattia ens conten la seva evolució, la seva història. Al principi de manera separada, fins que durant l’adolescència es coneixen i llavors comença aquí una relació de difícil explicació, fins i tot per a ells mateixa. Alice és una xica sense amistats, li costa comunicar-se amb la resta i es troba desplaçada, marginada del seu entorn habitual. Pateix una anorèxia/bulímia que arrossega durant tota la seva trajectòria vital. Degut a un accident esquiant de xiqueta coixeja d’una cama. Mattia també va patir una desgràcia de xiquet i degut a aquesta arrossegarà un sentiment de culpa de manera constant al llarg dels seus dies. Mattia és un xic solitari, especial i que s’auto-lesiona de manera freqüent perquè en part així pensa que s’alleuja de la càrrega que suporta.
La relació dels protagonistes amb els pares no és precisament de comunicació total. Més bé és la relació d’incomprensió que existeix entre la majoria dels adolescents i els seus progenitors. El problema es que aquesta manca de comunicació no canvia ni millora amb el temps, sinó que s’agreuja. Açò fa que cadascun d’ells, malgrat les situacions desgraciades per les quals passen no troben un bri de felicitat ni de recolzament entre els éssers estimats, el que els aïlla cada cop més de la gent que els envolta.
Alice i Mattia s’estimen i es reconeixen l’un en l’altre, però malgrat aquest enteniment del que tots dos són conscients, els resulta gairebé impossible la comunicació profunda i intensa que necessiten. Açò els fa sentir-se desorientats i sols en els moments més destacats de la seva trajectòria professional i especialment vital.
Cadascun d’ells pren decisions, pensant en la necessitat d’estar amb l’altre però sense dir-s’ho el que va fent que el lligam que hi ha entre tots dos s’acoste i s’allunye segons les decisions. Tots dos són infeliços amb la seva vida, són conscients de la seva solitud, però es troben atrapats per les circumstàncies que no poden canviar.
Alice observa mitjançant la boda d’una antiga companya d’institut, com les relacions de parella més aviat o més tard deixen de ser el que inicialment eren per a convertir-se en qui sap què: “Y Alice sonrió pensando que quizá aquélla sería la primera media verdad de los esposos, la primera de las pequeñas grietas que se crean entre dos personas, por las que tarde o temprano la vida introduce su ganzúa y hace palanca” (p. 186).
La novel•la de Giordano m’ha agradat perquè està ben escrita i reflecteix molt bé, no sols la situació de dues persones en les seves edats potser més complicades, sinó que ens mostra obertament la solitud en tota la seva dimensió, des de xiquets fins a adults, des de fills fins a pares, des de dones fins a homes. En l’actualitat, encara que s’estiga envoltat de gent constantment, moltes persones se senten soles. Tanmateix, hi ha molta gent que cerca la solitud com un oasi de pau interior, i veu a la resta dels humans com un entrebanc dins la seva vida. Però, si els humans necessitem dels altres, també necessitem de la solitud més del que ens pensem. En certa manera la història m’ha recordat a una novel•la que vaig llegir de Murakami. Els personatges se senten soles, van fent la seva vida independentment de l’altre, però un lligam invisible els uneix al llarg del temps, un lligam que no poden, ni saben, ni volen dissoldre, perquè llavors ja no serien ells. És tracta de la vida mateixa.