miércoles, 26 de octubre de 2011

El cuarto protocolo, de Frederick Forsyth

Frederick Forsyth (Reino Unido, 1938) es el escritor de referencia en el género de las "novelas de espías". Un autor de éxito con grandes títulos a sus espaldas: Chacal, Los perros de la guerra, El expediente Odessa, El manifiesto negro. Piloto de la RAF, luego periodista, en 1970 publicó una novela que se convertiría en un auténtico bestseller internacional, Chacal, que fue llevada al cine. Es un autor que ha sabido adaptarse al mundo post-guerra fría, publicando novelas sobre la guerra del Golfo, o más recientemente sobre el conflicto de Afganistán (El afgano, 2006) o el negocio de la cocaína (Cobra, 2010).
El cuarto protocolo (1984), cuyo título se refiere a uno de los protocolos secretos del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares firmado en 1968 entre EEUU, GB y la URSS, se desarrolla en Inglaterra en un futuro próximo, 1987, y plantea, en el contexto de la Guerra Fría entre el bloque occidental y el bloque comunista, una historia de espías sólidamente construida y creíble. En vísperas de las elecciones británicas, y para decantar la victoria electoral del lado del Partido Laborista, el secretario general de la URSS prepara una misión (plan Aurora, en parte elaborado por el ex agente británico pasado a los soviéticos, Philby) en la que un agente soviético, Valerie Petrofski, construirá una pequeña bomba atómica que hará estallar cerca de una base aérea de EEUU en suelo inglés, provocando la ira de los votantes antinucleares que, indecisos en un primer momento, votarían por el partido que aboga por el desarme nuclear. Después de ganar las elecciones, una facción de extrema izquierda dentro del Partido Laborista, tomaría el poder e iniciaría la ruptura de relaciones con EEUU y la OTAN. 
El encargado de descubrir la trama secreta es un agente del MI5, John Preston, quien trabajando minuciosamente con los datos dispersos que dispone, es capaz de descubrir el peligro que se cierne sobre Gran Bretaña, pese a los obstáculos que su superior le pone constantemente.
Una novela construida sobre sólidos cimientos, que empieza inocentemente con un robo de unas joyas pero que destapará todo lo que esconde el oscuro mundo del espionaje. Por el camino una jerga del oficio de espía muy reveladora: "trabajar para una bandera falsa", "construir una leyenda", "tener una imagen", etc. Una novela apasionante que devoré con ansiedad, disfrutando cada página. El final es sublime. 
Por cierto, qué decepción la película protagonizada por Pierce Brosnan y Michael Caine, mas que nada por algunos cambios que no me convencieron respecto al libro. Uno de estos casos en que el libro es mil veces mejor que la película.
Hay algunas reflexiones que aparecen en la novela que me gustaría compartir:
- "La Historia nos enseña que las democracias sólidas sólo pueden ser derribadas por la acción de las masas en la calle cuando la policía y las fuerzas armadas han sido penetradas por un número tan considerable de revolucionarios que pueda esperarse que se nieguen a obedecer las órdenes de sus oficiales y se pasen a los manifestantes". Me vienen los ejemplos pero con dictaduras que han caído en los últimos meses en el norte de África (Libia, Túnez o Egipto). Los casos de la Italia de los años 20 y la Alemania de los años 30 son diferentes: eran democracias no consolidadas con muchos problemas internos, principalmente económicos, que derivaron en férreas dictaduras de derechas.
- "...el Chaika con placas de matrícula MOC había corrido a toda velocidad por el carril del centro, reservado a los vlasti, los peces gordos de lo que era la sociedad de clases soñada por Marx; una sociedad rígidamente estructurada, con capas bien diferenciadas como sólo pueden darse en una vasta jerarquía burocrática". Sin comentarios.
- "La URSS estará allí mañana, y la semana próxima, y el año que viene. De alguna manera, tenemos que compartir con ellos este planeta. Y es mejor que sean gobernados por hombres pragmáticos y prácticos antes que por fanáticos y exaltados.... Son los políticos quienes sueñan, y a veces sus sueños son peligrosos... Los sueños conducen a fracasos tales como el de la bahía de Cochichos... Fue Kruschev, no los profesionales [del KGB], quien se pasó de la raya". Quién le iba a decir a Forsyth, y a todos nosotros, que en 1991 acabaría desapareciendo la "sólida" Unión Soviética. Luego supimos que en la década de los 80, el gigante era un enfermo crónico a punto de morir desgastado por la larga guerra en Afganistán y por la escasez de alimentos provocada por el colapso del sistema económico socialista, que falsificaba estadísticas sobre la salud de su economía mientras compraba trigo a Occidente, su enemigo durante más de cuarenta años. 

viernes, 14 de octubre de 2011

La tierra de las cuevas pintadas, de Jean M. Auel

Qué ganas tenía de hablar de la saga Los hijos de la tierra, de Jean M. Auel (1936). Como cuando abrí este blog ya había leído los 5 primeros libros, hasta que no he leído el último que paso a reseñar, La tierra de las cuevas pintadas (2011), que ojalá no sea el último de la saga, no ha tenido mi atención bloguera esta magnífica escritora estadounidense. La descubrí cuando hacía primero de Historia en la Universidad, entonces, ¡hablo de 1994!, leí El Clan del Oso Cavernario (1980), el cual me impresionó enormemente, y todo hay que decirlo, me emocionó su final. Después vinieron las siguientes entregas: El valle de los caballos (1982), Los cazadores de mamuts (1985), Las llanuras del tránsito (1990) y Los refugios de piedra (2002).
Para empezar, cualquiera que se pare a leer los datos biográficos de esta escritora, se sorprende, ya que se casó a los 18 años y a los 25 ya era madre de cinco hijos. Luego estudió en la Portland State University y en la University of Portland, y en 1976 se graduó.
Sus exhaustivas investigaciones sobre la Prehistoria la han convertido en una de las mayores especialistas sobre las formas de vida durante el Paleolítico Superior, concretamente el período en que convivieron las dos especies, neandertal y cromañón (40.000-30.000 a.C.). Si ya de por sí considero que escribir novela histórica supone un difícil ejercicio de erudición que debe conjugarse con un estilo narrativo que capte la atención del lector, hacer una novela ambientada en la Prehistoria, de la cual conocemos datos más dispersos, es algo tan meritorio que demuestra la desbordante imaginación de esta autora, eso sí, imaginación muy bien fundamentada en datos científicos; y cuando se aventuraba a proponer nuevas teorías, quién le iba a decir que el tiempo le daría la razón en algunas de ellas, como la teoría del mestizaje entre neandertales y cromañón (el estudio del ADN del Neandertal ha demostrado que compartimos con aquella especie un 4% de genes), aunque en otros detalles son considerados todavía pura ficción (como la temprana domesticación de caballos). La primera novela, escrita en cuatro meses, contaba la historia de una niña cromañón, Ayla, recogida por un clan de neandertales, y de cómo aprendía sus costumbres y comportamientos sociales. La novela tuvo un éxito fulgurante y reconozco que es una de mis novelas preferidas. Con aquellos entrañables neandertales, Iza, la curandera, Creb, el Mog-ur, Brun, el jefe, Auel quería desmontar el viejo cliché nacido a principios del siglo XX de que los neandertales eran poco más que animales. Tenían una cultura desarrollada, una religión totémica, enterraban a sus muertos con complejos rituales, una sociedad compleja, un lenguaje. No conocían el arte pero en todo lo demás eran una especie que había alcanzado un alto grado de desarrollo cultural. Sin embargo, su convivencia con los Otros (los cromañón, nuestra especie) era prácticamente nula, ya que estos los consideraban "cabezas chatas" o animales. 
Bueno, es difícil contar más porque la aventura de Ayla abarca varias novelas, así que, centrándonos en la que tengo que reseñar, nuestra protagonista se ha integrado perfectamente entre el pueblo de los zelandonii, que habitan las cuevas del sudoeste de la actual Francia, en torno a Lascaux, Laugerie Haute, etc. Debido a su adiestramiento como curandera cuando vivía con el clan, y sus excepcionales dotes para controlar a los animales (a sus amigos Lobo y los caballos Whinney, Corredor y Gris), se prepara para convertirse en una Zelandoni, es decir, lo que llamaríamos la sacerdotisa de la caverna. El pueblo de los zelandonii rinde culto a la Gran Madre Tierra, como diosa de la fertilidad, llamada Doni, al igual que otros pueblos cromañón dispersos por toda Europa. En torno a este culto, Auel describe complejos rituales de iniciación que bien pudieron haber existido, como los Ritos de los Primeros Placeres: "Los placeres eran un don de la Madre, y los zelandonia consideraban que era un deber sagrado asegurarse de que la primera experiencia de los jóvenes adultos era adecuada y educativa. A su juicio, los jóvenes de ambos sexos necesitaban aprender a valorar debidamente el gran don de la Madre, y convenía que personas mayores y más experimentadas se lo explicaran e ilustraran, compartiendo el don con ellos la primera vez bajo la mirada atenta pero discreta de los zelandonia. Era un Rito de Iniciación demasiado importante para dejarlo al albur de encuentros fortuitos".
De Auel siempre pienso lo mismo cuando he leído sus novelas, sus exhaustivas descripciones de la fauna, flora y medio físico, aunque en determinados momentos puedan cansar al lector, son necesarias, porque el lector debe hacerse una composición de lugar, y hablamos de la Prehistoria, la imaginación juega un papel clave, pero con Auel menos, porque cuando describe plantas, animales, paisajes, formas de trabajar el pedernal, técnicas de caza, fabricación de tejido, de construcción de viviendas, etc., etc., me digo que "tuvo que ser así".
En esta entrega hace una detallada descripción de las pinturas rupestres de las cuevas más importantes que Ayla va visitando en su Gira de la Donier, y aquí Auel se muestra prudente a la hora de explicar la finalidad de las pinturas: "Lo más probable era que en realidad nadie conociera el significado de un dibujo salvo su autor, y quizá ni siquiera él. Si algo pintado en las paredes de una cueva inspiraba algún sentimiento, ese sentimiento era el propio significado. Podía depender del estado de ánimo, que era variable, o de lo receptivo que uno estuviera".

También me resulta muy interesante (bueno, toda la novela es para reflexionar) el siguiente pasaje: "En una sociedad sin moneda, el estatus era algo más que prestigio, era una forma de riqueza. La gente estaba dispuesta a hacer favores a una persona de posición alta porque las obligaciones siempre se liquidaban de manera equivalente. Se incurría en una deuda cuando se solicitaba a alguien que confeccionara un objeto, o hiciera algo, o fuera a algún sitio, a causa de la promesa implícita de que la deuda se saldaría con un servicio de un valor parecido... Al valorar el estatus, había que tener en cuenta muchas cosas, y por eso la gente recitaba sus "títulos y lazos". Que quieren que les diga, creo que la vida era más fácil en la Prehistoria, en muchos pasajes del libro deseé estar en aquella época, lo confieso. Todo parecía más fácil, todo el mundo trabajaba por el bien del grupo, no faltaban los alimentos si todos cooperaban, y teniendo menos, todos eran más felices.
Como no quiero contar la trama, y menos el final, tengo que dejarlo aquí, pero sí me ha sorprendido como sutilmente Auel introduce el mito del hombre que, por amor, rescató a su amada de entre los muertos: "Ya empezaban a circular relatos, relatos que se contarían en torno a las fogatas de los hogares durante años...". ¿Les suena ese mito?