martes, 27 de julio de 2010

Los límites de la Fundación, de Isaac Asimov


Foundation's Edge (1982) fue la continuación a la gran trilogía de ciencia-ficción dedicada a la Fundación escrita por Isaac Asimov, 32 años después de la primera entrega. Tras leer la primera trilogía sabíamos que, caído el imperio galáctico, existían dos fundaciones, la Primera Fundación, poderosa en tecnología, y futuro segundo imperio, según el Plan Seldon, y la Segunda Fundación, centrada en la "mentálica", y de nuevo oculta en el planeta Trántor, capital del antiguo imperio, cuya misión también es velar por el cumplimiento del Plan Seldon. El "psicohistoriador" Hari Seldon había predicho estudiando las reacciones generales de amplios grupos de seres humanos ante determiandos estímulos a través de las matemáticas que el período de interregno entre el primer imperio y el segundo imperio se reduciría de 30 mil a mil años si se seguía el plan trazado por él. Es decir, Seldon predijo los cambios sociales e históricos de los siguientes siglos (algo hoy por hoy imposible).
Bien, esta cuarta entrega (y penúltima) comienza cuando han pasado 500 años de interregno, queda justo la mitad para la implantación del segundo imperio. La Primera Fundación ha extendido sus dominios en la galaxia y se siente fuerte, pero la alcaldesa de Términus, Harla Branno, sospecha que la Segunda Fundación todavía existe en secreto y es un peligro para la Primera. El consejero Golan Trevize, con su compañero de aventuras el historiador Janov Pelorat, se embarcará en una misión para, supuestamente, descubrir el planeta original, aquel donde se surgió el ser humano, la Tierra, de la que solo quedan algunos mitos y leyendas.
Como es una historia que no se centra en un personaje o una línea narrativa, también entra en juego la Segunda Fundación, que por medio del orador Stor Gendibal y su compañera Sura Novi, tratará de averiguar la verdadera misión de Trevize y salvar a la Segunda Fundación del peligro que se cierne sobre ella, ya que descubre que el Plan Seldon parece estar vigilado por una fuerza aún más poderosa que la Segunda Fundación.
Entre las dos Fundaciones, un planeta enigmático, Gaia, que encierra algunos secretos sobre el "final" de la Tierra, y que parece atraer a todos los protagonistas de la aventura a un final inesperado. Gaia es un elemento no previsto por las dos Fundaciones, como lo fue la aparición del Mulo. Trevize será quien tenga que tomar la decisión que afectará a todos y que puede llevar al final del Plan Seldon.
La novela también sirve para que Asimov exponga las tres Leyes de la Robótica y su teoría sobre un único planeta en toda la galaxia capaz de generar la vida humana: "Vivimos en un universo donde la Tierra es el único planeta capaz de desarrollar una ecología compleja, una especie inteligente, y una avanzada tecnología, no porque la Tierra tenga algo especial, sino porque dio la casualidad de que se desarrollara en la Tierra y en ningún otro sitio".
Tal vez no haya sido la historia más entretenida de las que he leído sobre la Fundación, es verdad que la novela gana en interés conforme avanza la trama, y el final es bueno (tenía que acabar de esa manera), pero le falta algo...

viernes, 9 de julio de 2010

La conquista de Alejandro Magno, de Steven Pressfield


The Virtues of War (2004), del escritor nacido en Port of Spain (Trinidad), Steven Pressfield, es una novela fascinante de la primera a la última página. Supongo que el cambio de título en castellano se explica para enganchar más compradores ya que Alejandro Magno es una figura histórica muy atrayente para el lector avezado y para el que no lo es tanto en la historia de la Antigüedad. Cuando leí Puertas de Fuego (1998), sobre la batalla de las Termópilas, cuya reseña puede leerse en este blog, ya dije que había descubierto un excelente narrador de la guerra en el mundo antiguo. Este libro me lo confirma.
Los capítulos están titulados con las virtudes de la guerra: la voluntad de luchar, el afán de gloria, el dominio de sí mismo, la vergüenza ante el fracaso, el desprecio por la muerte, la paciencia, el instinto de matar, el amor por los camaradas y el amor por nuestros enemigos.
La novela cuenta toda la campaña de Alejandro Magno en Asia, aunque comienza con una magistral descripción de la batalla de Queronea. Quien cuenta y describe todo es el propio Alejandro en persona, y además en presente, relatando todo lo que ha pasado desde Queronea hasta el 326 a.C., cuando el ejército de Alejandro se encuentra en el río Hidaspes, dispuesto a entablar su última batalla, y el rey le cuenta a uno de sus pajes, Itanes, todas las peripecias del mejor ejército que haya conocido el mundo antiguo. Por cierto, en 2006 Pressfield publicó La campaña afgana, una novela que todavía no he conseguido y que describe la campaña de Alejandro Magno en Afganistán (el sentido didáctico y la comparación con la forma en la que el ejército estadounidense está haciendo la guerra en ese país es muy oportuna).
Lo más sobresaliente de la novela son sin duda las descripciones de batallas: Queronea, Granico, Iso, Gaugamela. Son un auténtico manual para estudiosos de la historia militar, de la forma de luchar de la falange macedonia, de la disposición en el campo de batalla, del análisis de las fuerzas enemigas, sus puntos débiles, del conocimiento de la capacidad de los generales, tanto propios como enemigos. He disfrutado como un enano con estas batallas, porque Alejandro explica todo lo que hace y por qué lo hace.
Es una novela que se centra en el aspecto más militar de la campaña de Alejandro en Asia, son más bien secundarios las cuestiones políticas y culturales de la conquista de Asia. Es un novelón si lo que uno busca son batallas, y aquí se describen las principales, las que hicieron de Alejandro un genio militar, probablemente el mayo genio militar de la historia hasta Napoleón.
El capítulo 6 (La paciencia) es un auténtico manual del arte de la guerra (como el de Sun Tzu): "No hay ninguna arma en la guerra superior a la velocidad", "todas las tácticas en la guerra convencional buscan obtener un único resultado: abrir una brecha en la línea enemiga", "sé conservador hasta el momento crucial. Luego golpea con toda la violencia de que dispongas", "solo necesitamos ganar en una parte del campo, siempre y cuando esta sea la decisiva".
También encontramos interesantes reflexiones sobre el arte de la guerra:
"El oficial recién nombrado cree que el rey manda a su ejército. ¡Ni de lejos! El ejército lo gobierna. Debe alimentar su apetito de novedad y aventura, mantenerlo en condiciones y confiado (pero no demasiado, so pena de que se vuelva insolente), disciplinarlo, mimarlo, recompensarlo con botines y premios pero hacer todo lo necesario para que se lo gaste en bebidas y mujeres, de forma que esté ansioso por marchar y combatir de nuevo".
"La guerra es teatro, y la esencia del teatro es el artificio. Lo que mostramos es lo que no haremos. Lo que no mostramos es lo que haremos."
"Después de una batalla, un hombre herido se siente solo y abandonado.... Es frecuente que un hombre herido crea que ha fracasado... Un hombre herido se siente disminuido y desconsolado, pero por encima de todo se siente mortal. Ha olido el aliento del infierno y siente que la tierra se abre debajo de él."
Las más interesantes reflexiones son aquellas relacionadas con la guerra de guerrillas entre un ejército convencional y las tribus afganas. Alejandro sabe cómo hacer la guerra a estas tribus y reorganiza el ejército para hacerlo más ligero, móvil y autónomo (como las fuerzas romanas en los siglos IV-V d.C. que deben defender un extenso limes en el Rin y el Danubio). Todo lo referente a Afganistán suena a didáctica para las tropas estadounidenses que no pueden acabar con las tribus afganas. Pressfield está diciendo: "así lo hizo Alejandro". Solo que Alejandro solo contemplaba un camino para lograr la victoria: el exterminio, nunca la negociación. "Para vencer, tienes que ser más terrible que ellos. La persecución es la esencia de la guerra contra el lobo [los afganos], y con esto me refiero a una persecución que solo acaba cuando se acorrala y se mata al último enemigo". Lo que pasa es que en el mundo antiguo el exterminio de pueblos era un hecho aceptado, hoy en día eso es genocidio y es un crimen contra la humanidad.

Decir que esta novela es absolutamente recomendable es quedarme corto, es imprescindible si te gusta la historia de la guerra en el mundo antiguo.