martes, 14 de julio de 2009

La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza


Eduardo Mendoza, nacido en 1943, es uno de los autores más prestigiosos del panorama literario español en lengua castellana. Su obra, ampliamente reconocida, se nutre de títulos importantes que jalonan los 30 últimos años de la literatura contemporánea. Con su primera novela, La verdad sobre el caso Savolta (1975), irrumpe con una fuerza y una frescura que evidencia desde el principio que ha nacido un gran escritor. Esa primera novela la leí hace varios años, durante el Instituto, y me encantó. Guardo un buen recuerdo de ella. Narra las luchas sindicales durante la primera mitad del siglo XX en Barcelona con un realismo y un magistral uso de la palabra.
De nuevo ante Eduardo Mendoza, muchos años después, he leído La ciudad de los prodigios, novela escrita en 1986, ambientada en la Barcelona que va desde la Exposición Universal de 1888 hasta la Exposición Universal de 1929. Aclamada por la crítica, fue llevada al cine en 1999, aunque yo no he visto la película.
La novela tiene una protagonista principal, Barcelona, que experimenta grandes transformaciones en su fisonomía urbanística y social, gracias a la revolución industrial que vive a finales de siglo. Testigo de esa transformación de pueblo a gran urbe es Onofre Bouvila, un campesino que como tantos otros llega a la ciudad para trabajar en lo que sea y que pronto empieza a prosperar en una ciudad que es un hervidero debido a los trabajos para la Exposición Universal de 1888. Onofre empieza repartiendo panfletos con proclamas anarquistas entre los obreros de la construcción, vende luego crecepelos, entra a formar parte de una organización mafiosa de la que pronto se hace con el control, etc. , y poco a poco, asistimos a la transformación de un tímido emigrante llegado a la ciudad sin nada en los bolsillos en uno de los hombres más ricos e influyentes gracias, entre otros negocios, a la especulación urbanística en torno al Plan Cerdá, el plan urbanístico para el Ensanche de Barcelona, que acaba pareciéndose poco al original en beneficio de la especulación.
Onofre Bouvila prospera económicamente pero la alta burguesía catalana lo considera un advenedizo y por tanto siempre recurrirán a él para pedirle dinero pero nunca será aceptado en lo más granado de la sociedad barcelonesa. A él no le importa, sabe que no es muy diferente a ellos, se ha enriquecido por medios ilícitos, sin escrúpulos -de especulador pasa a traficante de armas-, eliminando a sus enemigos. Se convertirá en un rico excéntrico que pese a su buena suerte en lo económico, su vida sentimental y familiar raya más en lo trágico y desgraciado a lo largo de toda la novela.
La novela es densa pero magistralmente escrita, donde desfilan multitud de personajes, desde Alfonso XIII y Primo de Rivera, el dictador, hasta ladrones y prostitutas de los bajos fondos de la ciudad. Mendoza nos transporta a un mundo que cambiaba vertiginosamente gracias al progreso material pero recordándonos que existía una clase obrera, hacinada y mísera, descontenta, que se dejaba seducir por las ideas anarquistas y socialistas, y que con su esfuerzo había renovado una ciudad que en el siglo XIX estaba aletargada y sumida en la crisis.
Mendoza ha construido una historia de una ciudad a través de los ojos de Onofre Bouvila, una ciudad que nunca volverá a ser la misma. Tampoco la visión de Barcelona será la misma después de leer a Mendoza. Es una gran novela que merece ser leída con calma, disfrutando cada una de sus palabras.

viernes, 3 de julio de 2009

Los mares del sur, de Manuel Vázquez Montalbán


La primera vez que descubrí a Pepe Carvalho fue curiosamente por la tele. Vi algunos capítulos de una serie llamada "Pepe Carvalho" que TVE emitió hace unos años, protagonizada por Juanjo Puigcorbé. No recuerdo cómo acabó la serie. Evidentemente no sabía que la serie se basaba en novelas, y que éstas eran de Manuel Vázquez Montalbán.
Cuando Vázquez Montalbán murió en el aeropuerto de Bangkok en octubre de 2003 todavía no había leído nada de él, pero el fuerte impacto de su muerte en España, y en Cataluña sobre todo, reflejaba el cariño y la admiración que se le tenía como escritor y ensayista, además de ser un empedernido culé y un crítico gastronómico de primera.
Vázquez Montalbán, periodista, licenciado en Filosofía y Letras, militante del PSUC, y muchas más cosas, se ganó un prestigioso nombre como escritor de novelas policíacas en los 70 y durante los 80 y 90 con su Pepe Carvalho y su fiel servidor Biscuter. En 1995 fue Premio Nacional de las Letras Españolas, un premio más que merecido. Es una pena que haya tardado tanto en sumergirme en este grandísimo escritor, pero ya he cogido carrerilla, hace poco me leí "Asesinato en el Comité Central", que yo creía la primera novela protagonizada por Carvalho, una novela escrita en 1981 que destripa con minuciosidad los entresijos del Partido Comunista de España.
Buscando comenzar por el principio, como debe hacerse con un autor que es fiel a unos personajes durante muchas entregas, me compré Los mares del sur, novela que fue Premio Planeta en 1979 (viendo la trayectoria de los Premio Planeta, parece ser que antes sí se premiaba lo bueno), y que he leído o mas bien devorado, descubriendo que tampoco es la primera novela de Carvalho (es Yo maté a Kennedy, de 1972; luego le sigue Tatuaje, de 1974, y antes de llegar a la que reseño, La soledad del manager, de 1977), pero no importa.
No importa porque Los mares del sur se disfruta como una novela que no necesita de un antes para conocer al detective. Ambientada en la Barcelona de 1979, recién estrenada la democracia, a las puertas de una municipales, y con los ecos de los Pactos de la Moncloa, Carvalho investiga el asesinato de Stuart Pedrell, un empresario burgués enriquecido con la construcción que según la familia había decidido huir a los "mares del sur", ese viaje que en su día Gauguin realizó dejándolo todo atrás para empezar una nueva vida.
Montalbán describe una Barcelona de dos caras, la burguesa, empresarios encantados de haberse conocido, enriqueciéndose con la construcción de nuevos barrios obreros en el extrarradio de la ciudad, construidos con pésimos materiales, sin disponer de servicios básicos como un centro de salud, escuelas, etc.; mientras que la otra cara es el propio barrio obrero de San Magín y su problemas, habitado por una clase obrera desencantada. Enmedio de los dos mundos, Carvalho, un detective que vive solo, en Vallvidrera, que disfruta como nadie de los placeres de la gastronomía, que es fielmente acompañado como si de un Watson se tratara de Biscuter, que mantiene una relación larga, aunque no exclusiva, con Charo, una prostituta que quiere a Carvalho pero no puede dejar su trabajo porque "es lo único que sabe hacer".
Lo mejor de esta novela son las reflexiones de Montalbán, en boca de Carvalho, sobre la nueva etapa democrática y la Barcelona de finales de los 70 que no sabe a dónde ir, la sensación de que las cosas van a cambiar, que la ciudad va a cambiar muchísimo en los años 80, y que Carvalho va a tener trabajo. Tampoco falta el humor, la historia de la mujer que se acuesta con uno de la ETA no tiene desperdicio.
No me extraña que Camilleri se convirtiera en un admirador de Montalbán, no en vano su personaje se llama Salvo Montalbano y es también, como Carvalho, un degustador de la comida, porque Carvalho sabe disfrutar de los placeres de la vida, el buen comer, las mujeres, los libros (bueno, en realidad Carvalho quema regularmente su biblioteca para alimentar la chimenea, eso sí que duele).
El final refleja esa característica tan de la burguesía, el aparentar siempre, el callar lo que pasa de puertas adentro, aunque sea un desastre como familia. También la clase obrera tiene historias familiares tristes pero se presupone.
"¿Llora? En la pregunta de Carvalho había una mal controlada ironía. La viuda casi masticó la respuesta airada.
- Usted es de los que se creen que los ricos no tenemos sentimientos.
- Los tienen. Pero menos dramáticos. Todo lo que sufren les cuesta menos o pagan menos."
Lo dicho, un placer leer a Vázquez Montalbán, es novela policíaca de la buena.

miércoles, 1 de julio de 2009

El amor, las mujeres y la vida, de Mario Benedetti



Aproximadament fa quinze anys, un amic em va proposar anar a un recital de poesia a la Universitat d’Alacant. Jo estava encara a l’institut i em va seduir la possibilitat de conèixer algun dels actes que es realitzaven a la institució a la que aviat aniria. El recital es titulava “A dos voces”. Damunt de l’escenari: Mario Benedetti i acompanyant-lo amb la guitarra el cantautor també uruguaià Daniel Viglietti. Crec que ha estat una de les vegades que més m’he emocionat a un espectacle. Per a mi tot era nou i volia assaborir aquell moment cada segon. Anys després, ja estudiant a la Universitat, es va tornar a repetir el mateix recital i evidentment vaig tornar-hi, aquesta vegada amb el coneixement d’alguns dels seus treballs poètics.

De Benedetti no coneixia massa aleshores, amb el temps alguna cosa he llegit. Els seus versos són esclaridors, senzills, directes, gens recargolats. Saps el que diu en cada moment, visualitzes les imatges que la poesia et transmet. En aquest llibre: El amor, las mujeres y la vida, Benedetti fa un recull dels seus poemes d’amor que amb el pas del temps han passat a formar part de la memòria col·lectiva. Hem de recordar que els seus versos han estat musicats entre d’altres per Serrat, o pel mateix Viglietti. Exemples d’aquesta difusió són: Hagamos un trato; Ustedes y nosotros; Los formales y el frío; Bienvenida; Despabílate amor; Viceversa o Una mujer desnuda y en lo oscuro. Aquests poemes són alguns dels que apareixen al llibre i que també formaven part del recital “A dos voces”. Haver gaudit en directe per partida doble d’aquest recital fa que em considere afortunada en aquest aspecte. Va ser una gran sort conéixer M. Benedetti i D. Viglietti.

Fa poques setmanes va morir Benedetti, una gran pèrdua per al món de la cultura, però especialment de la poesia, perquè ell va ser un dels pocs poetes del s. XX que va aconseguir acostar aquest gènere al gran públic. Ell va aconseguir fer més accessible aquest gènere minoritari entre gent de totes les edats, i això en els temps que corren és una tasca complicada. Encara que no crega en els pecats, no llegir alguna cosa de Benedetti almenys una vegada a la vida, s’hauria de considerar com a tal. Molt recomanable.


DESPABÍLATE AMOR

Bonjour buon giorno guten morgen
despabílate amor y toma nota
sólo en el tercer mundo
mueren cuarenta mil niños por día
en el plácido cielo despejado
flotan los bombarderos y los buitres
cuatro millones tienen sida
la codicia depila la amazonia

buenos días good morning despabílate
en los ordenadores de la abuela onu
no caben más cadáveres de ruanda
los fundamentalistas degüellan a extranjeros
predica el papa contra los condones
havelange estrangula a maradona

bonjour monsieur le maire
forza italia buon giorno
guten morgen ernst junger
opus dei buenos días
good morning hiroshima

despabílate amor
que el horror amanece