Con La traición de Roma (2009), el escritor valenciano Santiago Posteguillo puso un monumental colofón a la trilogía dedicada al general romano Publio Cornelio Escipión, apodado Africanus por su victoria sobre Aníbal, que supuso la rendición de Cartago en la llamada Segunda Guerra Púnica.
El enfrentamiento decisivo en la llanura de Zama, cerca de Cartago, entre el mejor general de Roma y el mejor general de Cartago ponía un emotivo final al segundo libro, y parecía que poco había que contar después de dejar a Escipión en la cúspide de su grandeza. Sin embargo, el reto para Posteguillo era contar no solo su ascenso a la gloria, sino también su lenta pero inexorable caída por culpa de las rivalidades políticas tan enraizadas en la Roma republicana. Esas rivalidades entre políticos y generales ambiciosos que en el siglo I a.C. acabarían abocando a Roma a varias guerras civiles que finalizarían con la implantación del Principado, una forma de enmascarar el sistema monárquico tan odiado por los romanos.
El relato de Posteguillo abarca un gran período cronológico, desde el 202 a.C., después de la batalla de Zama, con el consiguiente triunfo celebrado por Escipión, hasta el 183 a.C. (con un epílogo posterior), cuando los dos más grandes generales del momento han desaparecido para convertirse en historia, que luego será narrada por el griego Polibio. Es un período minuciosamente narrado a través de las palabras de Escipión, quien ya avejentado y enfermo escribe sus memorias desde su exilio de la Campania. Y lo hace para que no prevalezca la versión oficial de Catón, Marco Porcio Catón, el enemigo implacable de los Escipiones, obsesionado por presentar ante el pueblo de Roma a un Escipión endiosado que sueña con convertirse en un "rey" de Roma.
A un Escipión encumbrado por el éxito después de Zama, Posteguillo contrapone a su digno rival en el campo de batalla, Aníbal, que tendrá que huir de Cartago para no ser asesinado por aquellos que le negaban los refuerzos que el general necesitaba para acabar con Roma. Aníbal, con su inseparable Maharbal, y su esposa ibera Imilce, comenzará un periplo por Asia, convirtiéndose sucesivamente en consejero militar del rey Antíoco III de Siria, de Artaxias de Armenia y de Prusias de Bitinia. Sin embargo, nunca podrá vengarse de su derrota en Zama, a pesar de la gran oportunidad que se le presenta con la batalla de Magnesia, en la que dos legiones romanas, comandadas por el hermano de Escipión, puesto que éste se encontraba enfermo, derrotaron al formidable ejército seléucida de un rey soberbio que no quiso escuchar los sabios consejos militares de Aníbal.
Pero la gloria militar obtenida en la campaña de Asia por Escipión le cegará y no verá las hábiles maniobras políticas de Catón, que conseguirá que le destierren de Roma, el mismo destino que su eterno enemigo Aníbal de Cartago. Hereda Catón el papel de "malo" que había ejercido Fabio Máximo en las anteriores novelas, y es que el enemigo no siempre está en el exterior, sino en casa.
Los personajes secundarios arropan de manera sólida la trama principal de la novela: Tiberio Sempronio Graco me parece muy bien perfilado como personaje, y adquiere una importancia vital en el desenlace del conflicto político entre Escipión y Catón, al igual que la hija menor de Escipión, Cornelia minor. Otros, como Cayo Lelio, Netikerty, Areté, o Plauto dan empaque de manera secundaria a un buen relato, entretenido y muy buen documentado.
Excelentes, por otro lado, las descripciones de batallas, lo cual no me sorprende, porque ya se contaron muy bien en el segundo libro las de Baecula e Ilipa. Aquí, asistimos a dos grandes batallas, la de Panion entre egipcios y sirios, y sobre todo la espectacular de Magnesia (190 a.C.), que significa el fin del imperio seléucida y el comienzo del control político de Oriente por parte de Roma.
Acierta Posteguillo en presentar a Escipión con objetividad, con sus aciertos y sus errores, y eso no siempre es fácil cuando se trata de novelar la biografía de un personaje político tan importante en la historia de Roma (habría que compararlo con la "perfección" casi divina del César de Colleen McCullough). Más perfecto aparece perfilado el personaje de Aníbal, no le recuerdo ningún error destacable en toda la trilogía, si acaso su decisión de no atacar Roma después de Cannae, si fue un error.
También es elogiable la descripción del ambiente político en la Roma de la época, su disección de las rivalidades políticas entre las principales familias patricias, algo que después describe con claridad meridiana McCullough para la Roma del siglo I a.C., y comparar a Posteguillo con McCullough es para mí un gran elogio para el primero.
Ésta ha sido la historia del hombre que dio a Roma una memorable victoria pero que después fue desterrado ingratamente, aunque nunca olvidado.
Encara no he llegit res d'en Posteguillo, una mica per mandra ja que la novel·la històrica m'agrada. :(
ResponderEliminarYo he leído la primera parte y me encantó pero el caso es que no sé porque dejé estas dos partes colgadas.
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