Hoy hace un año que inicié la aventura de comentar libros en un blog. Han sido 42 libros comentados, tanto por Falco como por mi compañera Helena Justina. Este primer aniversario lo celebro con una nueva entrada dedicada a Agatha Christie.
Tengo por reciente costumbre leer una novela de Agatha Christie (1890-1976) cuando me voy de viaje, incluso a veces dos. No me acompañan otros libros, soy fiel a Hercule Poirot o a Miss Marple. En este último viaje que he realizado, leí Muerte en el Nilo (1937) y no me decepcionó. La novela, por cierto, ha sido llevada varias veces al cine.
Tengo por reciente costumbre leer una novela de Agatha Christie (1890-1976) cuando me voy de viaje, incluso a veces dos. No me acompañan otros libros, soy fiel a Hercule Poirot o a Miss Marple. En este último viaje que he realizado, leí Muerte en el Nilo (1937) y no me decepcionó. La novela, por cierto, ha sido llevada varias veces al cine.
Las novelas de la maestra británica del crimen están normalmente cortadas por el mismo patrón. Le encanta el esquema de "habitación cerrada", de manera que el asesino está entre los personajes que ha presentado. En este caso, un viaje, un grupo reducido de viajeros, un asesinato y una investigación llevada a cabo por el famoso Hercule Poirot, el investigador privado belga amante del "orden y el método", a quien el crimen persigue hasta en vacaciones.
Un crucero por el Nilo reúne a distintos personajes de la sociedad británica y norteamericana, a los que Agatha Christie describe con su fina ironía social. Pero no va a ser un crucero tranquilo, una rica y guapa millonaria muere asesinada en el barco, parece un asunto de venganza amorosa, pero Agatha Christie disfruta engañando al lector sobre el posible asesino, puesto que siempre todos los personajes esconden algo que no cuentan a Poirot. "Las causas de los asesinatos son casi siempre triviales", dice Poirot, "muy frecuentemente, el dinero... Luego están la venganza y el amor... y el odio". Todos los personajes de la novela son sospechosos, aunque todas las pistas apunten en una dirección determinada. Poirot los interroga individualmente y después confronta las declaraciones para encontrar contradicciones, mentiras, medias verdades, etc. Es un experto en el detallismo de la escena del crimen pero también en estudiar la psicología de los personajes. A veces, suele haber una reunión final donde Poirot expone toda la sucesión de acontecimientos delante de los sospechosos, para acabar desenmascarando al más insospechado. De hecho Poirot lo reconoce: "Me gusta tener auditorio, debo confesarlo. Soy un hombre muy presumido y lleno de vanidad. Me gusta decir: "¡Vean qué listo es Hercule Poirot!". Reconozco que la sana ansiedad con la que leo las novelas de Agatha Christie se debe a que me encanta llegar a ese momento en el que Poirot pone las cartas sobre la mesa, pero no es éste el caso, ya que Poirot va explicando el proceso a su amigo y ayudante circunstancial, el coronel Race.
A veces las hipótesis sobre cómo ocurrieron los hechos parten de premisas equivocadas, lo que nos lleva a una solución equivocada, así lo expresa Poirot: "Algunas personas...conciben una hipótesis y quieren que todo encaje en ella. Si algún dato o pormenor no encaja en la hipótesis, lo rechazan. Pero siempre los hechos que no encajan son los significativos". Eso es muy cierto, para Poirot debe encajar todo, hasta el más mínimo detalle, si no, hay que empezar de nuevo.
La mala suerte para el asesino que va a cometer un asesinato perfecto en un crucero por el Nilo es que en ese viaje vaya Hercule Poirot. "Pensaron en todo, dijo Race.... Poirot estaba silencioso. Pero no era un silencio modesto. Sus ojos parecían decir: se equivoca. No pensaron en Hercule Poirot".
Por cierto, normalmente Agatha Christie me despista hábilmente cuando de encontrar al asesino se trata, en cambio, por una vez, mis sospechas iban bien encaminadas.
Un crucero por el Nilo reúne a distintos personajes de la sociedad británica y norteamericana, a los que Agatha Christie describe con su fina ironía social. Pero no va a ser un crucero tranquilo, una rica y guapa millonaria muere asesinada en el barco, parece un asunto de venganza amorosa, pero Agatha Christie disfruta engañando al lector sobre el posible asesino, puesto que siempre todos los personajes esconden algo que no cuentan a Poirot. "Las causas de los asesinatos son casi siempre triviales", dice Poirot, "muy frecuentemente, el dinero... Luego están la venganza y el amor... y el odio". Todos los personajes de la novela son sospechosos, aunque todas las pistas apunten en una dirección determinada. Poirot los interroga individualmente y después confronta las declaraciones para encontrar contradicciones, mentiras, medias verdades, etc. Es un experto en el detallismo de la escena del crimen pero también en estudiar la psicología de los personajes. A veces, suele haber una reunión final donde Poirot expone toda la sucesión de acontecimientos delante de los sospechosos, para acabar desenmascarando al más insospechado. De hecho Poirot lo reconoce: "Me gusta tener auditorio, debo confesarlo. Soy un hombre muy presumido y lleno de vanidad. Me gusta decir: "¡Vean qué listo es Hercule Poirot!". Reconozco que la sana ansiedad con la que leo las novelas de Agatha Christie se debe a que me encanta llegar a ese momento en el que Poirot pone las cartas sobre la mesa, pero no es éste el caso, ya que Poirot va explicando el proceso a su amigo y ayudante circunstancial, el coronel Race.
A veces las hipótesis sobre cómo ocurrieron los hechos parten de premisas equivocadas, lo que nos lleva a una solución equivocada, así lo expresa Poirot: "Algunas personas...conciben una hipótesis y quieren que todo encaje en ella. Si algún dato o pormenor no encaja en la hipótesis, lo rechazan. Pero siempre los hechos que no encajan son los significativos". Eso es muy cierto, para Poirot debe encajar todo, hasta el más mínimo detalle, si no, hay que empezar de nuevo.
La mala suerte para el asesino que va a cometer un asesinato perfecto en un crucero por el Nilo es que en ese viaje vaya Hercule Poirot. "Pensaron en todo, dijo Race.... Poirot estaba silencioso. Pero no era un silencio modesto. Sus ojos parecían decir: se equivoca. No pensaron en Hercule Poirot".
Por cierto, normalmente Agatha Christie me despista hábilmente cuando de encontrar al asesino se trata, en cambio, por una vez, mis sospechas iban bien encaminadas.
A mí me despista siempre y nunca adivino quién es el asesino; en este caso tampoco lo adiviné.
ResponderEliminarPor cierto, tengo una edición antigua de este libro con el título "Poirot en Egipto". Una simple curiosidad.
Bueno, creo que es la primera vez que acierto pero es verdad que sabía quién había sido pero no podía explicar el proceso. Es una delicia leer a Agatha Christie.
ResponderEliminarUn abrazo.
Enhorabuena por el año al pie del cañón. ¡Ten cuidado con los blogs, que enganchan!
ResponderEliminarUn saludo, amigo
Felicidades anqnue lleguen con retraso. A mí Agatha Christie me encanta, no soy tan recta como tú en cuanto a cuando leerlo pero alguno al año suele caer, para mií es un clásico.
ResponderEliminarGracias, supongo que he asociado Agatha Christie con los viajes y me parece raro coger alguna de sus novelas en otro momento. Es una manía tonta.
ResponderEliminarMe alegro de que compartamos el placer de leer a esta escritora.
Hace años que leí casi todo de Agatha Christie. Gracias por recordame veranos de inocencia y sueños.
ResponderEliminarHola Álvaro, pues leíste a toda pastilla pues anda que no tiene novelas.
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