Herbert George Wells (1866-1946) fue un escritor e historiador británico, famoso entre otras por sus novelas de ciencia-ficción, entre las que se encuentran las archiconocidas La guerra de los mundos y La máquina del tiempo.
La máquina del tiempo, escrita en 1895, es una novela de ciencia-ficción pero también una reflexión sobre el progreso de la Humaniad. Varias veces adaptada al cine, es una novela corta (138 p.) protagonizada por el Viajero del Tiempo, el cual explica a sus amigos que ha construido una máquina del tiempo para poder viajar en el pasado o en el futuro. Después de realizar un apasionante viaje a un futuro muy lejano (año 802701) regresa para contar su historia, que nosotros conoceremos por los recuerdos de uno de los presentes a la reunión de amigos. En sí, la novela, salvo la introducción, es el relato de las aventuras del Viajero del Tiempo en un mundo futuro que parece idílico al principio, con sus humanos sonrientes y felices, cándidos, inocentes, conocidos como los Eloi, que se alimentan de fruta, viven en palacios en ruinas, y disfrutan de los placeres de la vida. Después de una buena primera impresión, el Viajero del Tiempo pronto comienza a desengañarse: los Eloi simbolizan la decadencia de la raza humana, los libros no existen, los museos han sido abandonados, la vida discurre plácidamente para unos seres que no se hacen preguntas, no inventan, no crean, parece como si todas las preguntas del hombre estuvieran respondidas y ya no hubiera nada que hacer.
Pero junto a los Eloi, que viven en la superficie, habitan en las profundidades oscuras de la tierra, los Morlocks, una raza humana degenerada que come carne humana (se alimenta de Eloi), que lleva tantos años viviendo bajo tierra, junto a las máquinas, que huye de la luz, y se han convertido en seres que más parecen animales que humanos.
El Viajero del Tiempo trata de recuperar la máquina, robada por los Morlocks, ante la pasividad y el miedo de los Eloi, que poco o nada ayudan a nuestro protagonista. La decepción del Viajero es enorme, esperaba un mundo diferente, y lo que encuentra es una raza humana dividida en una clase opulenta pero decadente (los capitalistas) y una clase pobre y degenerada (los obreros). La comparación no es mía, la hace el propio Viajero. Wells introduce la cuestión de la lucha de clases adaptada a un futuro muy lejano.
La lectura del libro imprime en el lector la sensación de pesimismo por plantearnos un futuro en el que los conocimientos adquiridos a lo largo de los siglos por el hombre se han olvidado, el hombre se ha embrutecido y ha entrado en decadencia, y aunque no parece la diferenciación social en la superficie (los Eloi viven en comuna), esos Morlocks son los herederos generacionales de las clases bajas, obligadas a vivir en la miseria y en la oscuridad, pero que acaban por rebelarse contra sus propios amos. ¿Un anticipo de la revolución rusa?
El lector sigue ávidamente las aventuras del Viajero y espera que el futuro sea bien diferente al que nos presenta. Creo que Wells hace que el Viajero quede decepcionado, compartiendo esa decepción con el lector.
Pero el Viajero no se rinde, emprenderá otro viaje al futuro cuyo relato no conocemos. Eso queda para nuestra imaginación. Porque viajar en una máquina del tiempo sigue siendo un viejo sueño del hombre. Y que lo siga siendo.
"No hay diferencia entre el Tiempo y cualesquiera de las tres dimensiones del Espacio, salvo que nuestra conciencia se mueve a lo largo de ellas."
La máquina del tiempo, escrita en 1895, es una novela de ciencia-ficción pero también una reflexión sobre el progreso de la Humaniad. Varias veces adaptada al cine, es una novela corta (138 p.) protagonizada por el Viajero del Tiempo, el cual explica a sus amigos que ha construido una máquina del tiempo para poder viajar en el pasado o en el futuro. Después de realizar un apasionante viaje a un futuro muy lejano (año 802701) regresa para contar su historia, que nosotros conoceremos por los recuerdos de uno de los presentes a la reunión de amigos. En sí, la novela, salvo la introducción, es el relato de las aventuras del Viajero del Tiempo en un mundo futuro que parece idílico al principio, con sus humanos sonrientes y felices, cándidos, inocentes, conocidos como los Eloi, que se alimentan de fruta, viven en palacios en ruinas, y disfrutan de los placeres de la vida. Después de una buena primera impresión, el Viajero del Tiempo pronto comienza a desengañarse: los Eloi simbolizan la decadencia de la raza humana, los libros no existen, los museos han sido abandonados, la vida discurre plácidamente para unos seres que no se hacen preguntas, no inventan, no crean, parece como si todas las preguntas del hombre estuvieran respondidas y ya no hubiera nada que hacer.
Pero junto a los Eloi, que viven en la superficie, habitan en las profundidades oscuras de la tierra, los Morlocks, una raza humana degenerada que come carne humana (se alimenta de Eloi), que lleva tantos años viviendo bajo tierra, junto a las máquinas, que huye de la luz, y se han convertido en seres que más parecen animales que humanos.
El Viajero del Tiempo trata de recuperar la máquina, robada por los Morlocks, ante la pasividad y el miedo de los Eloi, que poco o nada ayudan a nuestro protagonista. La decepción del Viajero es enorme, esperaba un mundo diferente, y lo que encuentra es una raza humana dividida en una clase opulenta pero decadente (los capitalistas) y una clase pobre y degenerada (los obreros). La comparación no es mía, la hace el propio Viajero. Wells introduce la cuestión de la lucha de clases adaptada a un futuro muy lejano.
La lectura del libro imprime en el lector la sensación de pesimismo por plantearnos un futuro en el que los conocimientos adquiridos a lo largo de los siglos por el hombre se han olvidado, el hombre se ha embrutecido y ha entrado en decadencia, y aunque no parece la diferenciación social en la superficie (los Eloi viven en comuna), esos Morlocks son los herederos generacionales de las clases bajas, obligadas a vivir en la miseria y en la oscuridad, pero que acaban por rebelarse contra sus propios amos. ¿Un anticipo de la revolución rusa?
El lector sigue ávidamente las aventuras del Viajero y espera que el futuro sea bien diferente al que nos presenta. Creo que Wells hace que el Viajero quede decepcionado, compartiendo esa decepción con el lector.
Pero el Viajero no se rinde, emprenderá otro viaje al futuro cuyo relato no conocemos. Eso queda para nuestra imaginación. Porque viajar en una máquina del tiempo sigue siendo un viejo sueño del hombre. Y que lo siga siendo.
"No hay diferencia entre el Tiempo y cualesquiera de las tres dimensiones del Espacio, salvo que nuestra conciencia se mueve a lo largo de ellas."
Lo leí cuando estaba en el cole y lo retomé años después. La primera vez me sorprendió y me encantó; la segunda vez esperaba hasta cierto punto decepcionarme como con otras lecturas que lees cundo eres niño e idealizas con los años. No fue así, sino que descubrí nuevos matices.
ResponderEliminarUn clásico de la ciencia ficción imprescindible.
A mí no me ha decepcionado. La ciencia-ficción me gusta, aunque sea un clásico de finales del siglo XIX. Yo lo recordaba de la película clásica, pero aún no había leído la novela.
ResponderEliminarUn abrazo
Buen libro, y buena película. Buen criterio a la hora de leer, y comentar.
ResponderEliminarGracias, tengo imágenes de la película clásica grabadas en la memoria. Sin embargo, la reciente la he visto solo a trozos.
ResponderEliminarTodos deberian leer este libro para que el rumbo de la humanidad no tome estos matices tan oscuros, y para que vivamos como seres humanos que pensamos y razonamos, no como animales que solo tratan de sobrevivir por comida.
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