jueves, 9 de abril de 2009

La patente de corso, de Patrick O'Brian


Es una pena comenzar a reseñar los libros de Patrick O'Brian a partir de la entrega nº 12 de la serie Aubrey y Maturin, porque todos sus libros anteriores merecerían reseñas muy elogiosas, pero bueno, este escritor no podía faltar en un blog como éste porque hablar de Patrick O'Brian es hacerlo de uno de los grandes de la novela histórica (junto a Robert Graves, Gisbert Haefs, Colleen McCullough y Bernard Cornwell).

El escritor Patrick O'Brian (1914-2000) era británico y no irlandés, como él siempre sostenía, de madre inglesa de ascendencia irlandesa y padre de orígenes alemanes. Fue un autor muy prolífico, con numerosos ensayos y relatos, pero sobre todo fue el gran cronista de la vida de la Armada inglesa durante las Guerras Napoleónicas, a través de la serie Aubrey y Maturin, que magistralmente fue llevada al cine con la película "Master and Commander".

La serie comienza con el título "Capitán de mar y de guerra", y es publicada por Edhasa. Yo llevo leyéndola desde el primer libro en su versión de bolsillo, con una letra comprimida pero no cansina. Jack Aubrey es un capitán inglés de la Armada dotado de una gran virtud, su buena suerte, no en vano, los marineros lo llaman Jack el Afortunado, con una personalidad muy bien definida desde el primer libro, es valiente, generoso y audaz, pero no por ello es un dechado de virtudes. Tal vez su fiel amigo y compañero de aventuras represente el complemento ideal a su personalidad, el médico, naturalista y espía catalano-irlandés Stephen Maturin. Maturin es un personaje tan rico en sus matices que se hace imprescindible en las novelas de O'Brian, es un médico con ideas nuevas que aplica como cirujano en los barcos de guerra en los que navega, inteligente, muy interesado por el estudio de las especies vegetales y animales del planeta, además de realizar labores de espionaje para el Servicio Secreto británico. Es torpe (sobre todo dentro de un barco), descuidado con su aspecto, y él mismo se define como un hombre feo y mal conversador. A lo largo de las novelas, ese desconocimiento y desinterés de Maturin por la vida del mar va diluyéndose y poco a poco va comprendiendo las complejas reglas que rigen en los barcos de guerra y la regulada vida de los marineros, aunque nunca parece comprender del todo ese mundo, a pesar de los esfuerzos de Aubrey.

De las anteriores 11 novelas de la serie no podría destacar las mejores porque todas las he disfrutado enormemente, por la trama, la forma de contar las historias, los personajes, etc. Tal vez, la tercera, "La fragata Surprise", sea una de las mejores. Tengo que decir que al principio me sentía como Maturin, me explico, me gusta la novela histórica pero no había leído nada relacionado con el mar y cuando me sumergí en la primera novela, era tal la erudición naval que mostraba O'Brian que parecía no entender nada. Sin embargo, no hay que aprenderse todos los nombres peculiares que tiene cada vela o cada cabo para disfrutar las novelas y seguir la trama sin dificultad, a parte de conocer algunos términos muy básicos como proa, popa, barlovento, sotavento, santabárbara, y alguno más. Y no creáis que después de leer doce novelas empapándome con el lenguaje técnico naval (por cierto, cada libro viene con un glosario final donde se explica cada término, por lo que es muy útil muchas veces) me he convertido en un experto marino, realmente si algo te hace ver O'Brian es que los barcos de finales del XVIII y principios del XIX eran auténticas máquinas complejas que se movían con la única fuerza del viento, así que en las novelas el viento es casi como el personaje omnipresente del que dependen las victorias en las batallas navales, la duración de los viajes y el estado de ánimo de los supersticiosos marineros.

La duodécima novela, "La patente de corso", es curiosamente una buena novela pero no está al nivel de algunas de las anteriores. Aubrey ha sido injustamente condenado por un asunto económico (que se relata en la novela 11), y es expulsado de la Armada Real. Pero gracias a Maturin puede capitanear la fragata Surprise como barco de guerra privado, gracias a una patente de corso expedida por el gobierno británico. Como barco de guerra privado y con esta licencia, Aubrey puede atacar barcos de guerra franceses igualmente, con la ventaja de que una vez vendidos los barcos capturados ("las presas") junto con su cargamento, los beneficios son para el capitán y la tripulación, mientras que como barco de guerra de la Armada, una gran parte de los beneficios se los queda el Almirantazgo. Sin embargo, a pesar de que las cosas le irán muy bien a Aubrey como corsario, su único deseo es volver a ser reintegrado como capitán de la Armada. Además de la trama principal, Maturin vuelve a reencontrarse con su esposa Diana Villiers, con la que necesita aclarar la situación. Recomiendo a los que estén interesados en la serie, comenzar con el primer libro, porque, entre otras cosas, la historia entre Maturin y Diana debe conocerse desde el principio.

Creo que ha quedado claro mi entusiasmo hacia la serie Aubrey y Maturin, y espero habértelo transmitido. Las novelas se leen tan bien que poco importa si no conoces el nombre de las velas del barco, pero la experiencia de saber cómo se vivía en un barco a principios del XIX es impagable, y seguir los pasos del capitán y el médico irlandés vale la pena. Por cierto, podré seguir disfrutando de sus aventuras hasta la entrega 2o, la última, así que, todavía me quedan 8 novelas para disfrutar.

2 comentarios:

  1. Creo que el libro me puede interesar, ¡me encantan las novelas de piratas! Me lo voy a apuntar en mi lista de por leer.
    Gracias

    ResponderEliminar
  2. Hola, aunque puedes leer la novela de forma independiente, te recomiendo que empieces la serie para entender la relación de amistad entre Aubrey y Maturin, además de muchas otras cosas. Ésta no es exactamente una novela de piratas, es una novela sobre un barco de la Armada inglesa que temporalmente practica el corso. Espero que te guste.

    ResponderEliminar