Cuando Rick Grimes despierta después de un coma en un hospital de Atlanta, no podría imaginar que el mundo que conocía ya no existe. Una pandemia zombi ha barrido el planeta para dejar grupos humanos aquí y allá que intentan sobrevivir al desastre apocalíptico con unas nuevas reglas. Como dice la publicidad: "En un mundo gobernado por los muertos, por fin nos vemos obligados a empezar a vivir".
Con esta propuesta tan interesante comenzaba en 2003 el cómic The Walking Dead, con guión de Robert Kirkman y dibujos de Tony Moore y Charlie Adlard y tonos grises de Cliff Rathburn. La historia de Rick Grimes y su grupo de supervivientes tuvo tanto éxito que los cómics, con una periodicidad mensual, se prolongaron hasta alcanzar, en septiembre de 2012, el número 102 en Estados Unidos.
Luego vendría en 2010 la exitosa adaptación para la televisión de la mano de Frank Darabont, serie que inicia su tercera temporada el 15 de octubre en Fox.
El volúmen que yo he leído corresponde a una edición que Planeta Deagostini publicó en 2011 y que contiene los primeros 24 capítulos del cómic, y por tanto incluye aquello que sucederá en la tercera temporada, y que no desvelaré, aunque, como comentaré después, no existe una estricta fidelidad entre los cómics y la serie televisiva.
Robert Kirkman quería contar una historia de zombis en la que se plantearan situaciones en las que una típica película de zombis, como las de George Romero, no había profundizado. Los supervivientes no sabrían qué habría pasado para estar en esta pesadilla, y además deberían asumir que ciertos valores se derrumbaban para dar paso a unas nuevas reglas básicas que asegurasen la supervivencia. Por tanto ésta es una historia de zombis sin final, pero donde los zombis son lo de menos, son la excusa para contar una historia en la que los protagonistas son el policía Rick, su mujer Lori, su hijo Carl, Shane (su amigo), Dale, Andrea, Glenn, Allen, Donna, Carol, Sophia, Hershel, Maggie, Tyreese, etc.
Lo que me gusta de la serie es que Rick asume el liderazgo del grupo con una misión: asegurar la supervivencia del grupo, y poner por encima del interés propio el interés general. No siempre van a salir las cosas bien, y de esto aprenderán que sus vidas son ahora mucho más cortas que antes (de ahí que veamos la ansiedad con la que se emparejan los protagonistas), que las decisiones se toman tan rápidamente que a veces no serán las correctas, que las leyes de la supervivencia se han impuesto a las antiguas leyes, que han sido redefinidas o adaptadas a la nueva realidad.
Advierto que quien haya visto la serie televisiva encontrará ciertas variaciones en los cómics en cuanto a situaciones y personajes. Las líneas argumentales son las mismas y los personajes principales también, pero los cómics planteaban episodios que no se han visto reflejados en la serie de tv, y viceversa. Eso no hace a una historia mejor que la otra, para mí son dos propuestas igual de atrayentes. No hay fidelidad absoluta, pero no importa, porque se asume que los cómics son una cosa y la serie de tv otra. Y las dos propuestas las he disfrutado mucho. Es verdad que el cómic tiene más agilidad y movimiento que la serie, que es más pausada (al menos lo que hemos visto en la segunda temporada).
Por cierto, este volumen contiene unos extras: bocetos de algunas portadas y viñetas, bocetos de los personajes, la historieta original que Kirkman presentó a la editorial, y las portadas a color de los 24 primeros números comentadas por Kirkman y Moore.
Para acabar os dejo con una reflexión de Robert Kirkman:
"En Los muertos vivientes quiero explorar cómo la gente se enfrenta a situaciones extremas y cómo esos acontecimientos los cambian. Y va a durar. Vais a ver a Rick cambiar y madurar hasta el punto en que miraréis atrás y, al ver este libro, no podréis ni reconocerle".
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