Ramón J. Sender nació en Huesca en 1902. Periodista y escritor comprometido con el movimiento anarquista, su obra siempre estuvo ligada a la denuncia de las injusticias políticas y sociales. En 1927 ingresó en la Cárcel Modelo de Madrid por sus actividades anarquistas contra el general Primo de Rivera. Escribió sobre la Guerra de Marruecos en Imán (1930), sobre el movimiento anarquista en Siete Domingos Rojos (1932), sobre la represión en Casas Viejas en Viaje a la aldea del crimen (1934), sobre el movimiento cantonalista en Cartagena en Mister Witt en el cantón (1935), con el que obtuvo el Premio Nacional de Literatura. Al estallar la Guerra Civil, se incorpora al frente en una columna republicana (la 1ª Brigada Mixta de Enrique Líster) que llegaba a la Sierra de Guadarrama desde Madrid. En octubre fusilaron a su mujer en Zamora. En 1937 consiguió dejar a sus hijas en Francia y en Barcelona pidió reintegrarse en una unidad anarquista pero los comunistas ya desconfiaban de la CNT y no se lo permitieron. De Barcelona pasó a Estados Unidos enviado por el gobierno para dar una serie de conferencias en favor de la causa de la República. Después trabajó en París en una revista de propaganda y cuando Franco entró en Barcelona, se exilió a México y finalmente a Estados Unidos.
Sorprendido por el macCarthysmo de los años 50, Ramón J. Sender, que era profesor de literatura, tuvo que firmar un manifiesto anticomunista para no ser detenido. Curiosamente regresó a España para recibir el Premio Planeta en 1969 por En la vida de Ignacio Morell, y sus estancias se harían más prolongadas a partir de 1976. Murió en Estados Unidos en 1982.
En el exilio escribe sus obras más importantes, que tratan sobre la Guerra Civil, la novela autobiográfica Crónica del alba (1943) y la que reseñamos aquí Réquiem por un campesino español (publicada en México con el título de Mosén Millán en 1953; renombrada Réquiem ... en 1960). También destaca dentro de su prolífica obra la novela histórica La aventura equinoccial de Lope de Aguirre (1964).
Réquiem por un campesino español es una novela corta pero que impacta por su sencillez de palabra y su capacidad de síntesis para explicar por qué España se vio abocada a una guerra civil. El campesino español al que el Mosén Millán debe dedicar una misa roído por la culpa tras morir un año atrás en trágico suceso es Paco el del Molino, y la celebración de ese réquiem llevará al Padre Millán a repasar la vida de Paco desde su niñez hasta su trágico final. A través de los ojos del cura conocemos la vida de un niño metido a monaguillo que quedará impresionado por la extrema pobreza en la que viven algunos campesinos. Marcará tanto esta experiencia a Paco que cuando en 1931 se proclame la República y Alfonso XIII deba exiliarse, Paco se implicará en el nuevo ayuntamiento del pueblo y tomará medidas para paliar la pobreza de sus conciudadanos, una vez que sean suprimidos los bienes señoriales y el pueblo pueda acceder libremente a los pastos de los montes que eran propiedad de un duque. Cuando Paco pregunta si el duque puede demostrar si los montes son suyos, el administrador, don Valeriano, le contesta: "Son muchos siglos de usanza, y eso tiene fuerza. Los montes no son botellicas de vino sino fuero. Fuero de reyes." Pero las fuerzas conservadoras, aquellas que temen los cambios que la República impulsa, representadas en los terratenientes, con los extremistas de derechas como brazos ejecutores ("un grupo de señoritos con vergas y con pistolas"), se harán con el control del pueblo asesinando a aquellos que más se destacaron en la lucha por la igualdad y la justicia social, entre ellos Paco, después de que "un día del mes de julio la guardia civil de la aldea se marchó con órdenes de concentración en algún lugar a donde acudían las fuerzas de todo el distrito". Uno año después los únicos que acuden a acompañar al cura en la misa de réquiem son los tres ricos del pueblo, en un acto de hipocresía mayúscula. ¿Y la Iglesia? Mosén Millán, por cobardía e inacción, se colocará al lado de los poderosos, don Valeriano y don Gumersindo, como ejemplo de lo que la Iglesia católica española hizo durante la Guerra Civil, apoyar indisimuladamente al bando sublevado. Cierto que la República había venido acompañada de un fuerte aire anticlerical porque la Iglesia representaba aquello con lo que se quería acabar: los privilegios, la desigualdad social, la ignorancia, la superstición, la hipocresía, el abuso de poder, la riqueza. Y ese anticlericalismo se deja notar en la novela con expresiones como "los curas son la gente que se toma más trabajo en el mundo para no trabajar". La Iglesia, siempre al lado de los poderosos y queriendo justificar la pobreza y las miserias del pueblo con una frase como ésta en boca de Mosén Millán preguntado por Paco: "Cuando Dios permite la pobreza y el dolor -dijo- es por algo". Cuando el cura asiste a un acto en el pueblo en el que "los forasteros ... quemaron la bandera tricolor y obligaron a acudir todos los vecinos del pueblo y a saludar levantando el brazo cuando lo mandaba el centurión", después de haber delatado el paradero de Paco, el cura se verá afectado por la culpa de la traición. Su traición es la traición de la Iglesia hacia los desfavorecidos.
La novela es algo más que una dura crítica a la Iglesia española con su posicionamiento al lado de la derecha más conservadora, Paco el del Molino representa el intento del campesinado español por cambiar una vida de miseria por otra de futuro y mejora de sus condiciones de vida con el advenimiento de la República y la esperanzadora reforma agraria, pero las reformas que Manuel Azaña quiso implantar, la reforma militar, la religiosa, la educativa o la agraria, resultaron demasiado radicales para los poderes fácticos: el ejército, la Iglesia, los terratenientes, y encontraron una enconada oposición que desembocó en la Guerra Civil. Y así nos fue.
Nunca he leído a este autor y siempre lo he tenido en mi lista, me interesa bastante su obra pero no sé porque nunca le ha dado su momento. Me alegro que te haya gustado su forma de escribir.
ResponderEliminarEs triste el argumento pero qué manera de reflejar tanto con tan pocas páginas. Vale la pena.
ResponderEliminarLo leí hace años y me pareció un libro increíblemente bien escrito y que además refleja muy bien la realidad de España en la época, uno de esos libros de los que se dice que son imprescindibles, y este encima, lo es de verdad. Un abrazo
ResponderEliminarEs increible como un libro puede dejarte en estado de shock con cada una de sus palabras y, cuando terminas de leerlo, te deja con un vacio enorme y una gran sentimiento de odio hacia toda la violencia humana... Debería ser obligatorio leer este libro.
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Este libro dería ser obligatorio en todos los colegios e institutos. Es increíble cómo, en tan pocas páginas, se pueden expresar tantos sentimientos y cómo puede hacer sentir al lector una sensación nihilista al finalizar la lectura....
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