Pese a leer casi todo lo que este magnífico escritor ha creado, curiosamente desde que empecé con este blog no había reseñado nada de Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951). Ahora relleno ese hueco. Un blog literario no podía olvidarse de uno de los escritores más prestigiosos y afamados de las letras castellanas. Buena parte de su obra podría encuadrarse en el género de la novela histórica de época moderna o contemporánea (la saga de Alatriste es sin duda una de las joyas de la literatura contemporánea), en el que es ya un auténtico experto. "El asedio" (2010) cierra una trilogía (junto con "Cabo Trafalgar" y "Un día de cólera") dedicada a uno de los períodos más interesantes de la historia de España, el de la guerra contra Inglaterra, la guerra de independencia (1808-1814), la revolución liberal, la Constitución de Cádiz, etc. Un momento clave en el que la historia de España podría haber sido distinta de lo que finalmente fue. Este conjunto de novelas constituyen la visión particular de Pérez-Reverte de los momentos clave (o no tanto) de ese período: la derrota de Trafalgar, el 2 de mayo, el asedio de Cádiz. Es su homenaje a aquellos que, sin saberlo, estuvieron en los episodios que después otros, como Benito Pérez Galdós, han convertido en símbolos de la historia reciente de España.
El asedio es una novela magnífica. No por lo que tiene de encuadre histórico (estamos en 1811, durante el asedio francés a la ciudad en la que las Cortes están "pariendo" la Constitución, la "Pepa"), en eso Reverte no deja muchos cabos sueltos, sino porque a veces lo más difícil es hacer que los personajes sean creíbles, que nosotros como lectores sintamos que efectivamente esas personas pensaban y actuaban así y que no podía ser de otra manera. Eso es tan difícil de conseguir que muchas novelas históricas fracasan porque rebosan erudición pero no tienen alma.
Cádiz como escenario, como un tablero de ajedrez, comparación a la que el escritor recurre constantemente, reúne a diferentes tipos de personajes que se entrelazan para crear un círculo que se cierra al final de forma casi perfecta (lo de casi lo digo porque el final es tiene puntos amargos). El comisario Rogelio Tizón, corrupto, pero no más que muchos de su época, acostumbrado a las viejas maneras de hacer las cosas, obsesionado con un asesino que mata mujeres jóvenes en sincronía con las bombas francesas que caen sobre la ciudad. Un juego macabro de difícil solución para el comisario que le lleva a estar perdido sin ninguna pista a la que agarrarse mas que conjeturas. Al otro lado de la bahía, un artillero francés, Simón Desfosseux, perfeccionista, también con su propia obsesión: conseguir que las bombas lleguen lo más lejos posible y que exploten. Su problema son las distancias, los ángulos, el viento, y todo aquello que pueda influir en el alcance del proyectil. Sin saberlo, también se verá envuelto en la trama criminal. Por otro lado, el taxidermista Gregorio Fumagal, espía para los franceses porque Francia significa la libertad y el fin de los males que aquejan a España, la ociosa aristocracia y el pérfido clero.
Por otro lado, el mundo del comerico marítimo, a la que Cádiz debe su prosperidad, lo representa Lolita Palma, una joven solterona que lleva con inteligencia y prudencia el negocio heredado de su padre. Su mundo se altera cuando se encuentra con el capitán Pepe Lobo, que trabajará para ella como corsario al mando de la balandra Culebra. Es Pepe Lobo un personaje muy "revertiano", si se me permite el calificativo. Un marino por obligación, solitario, hastiado de tantas cosas, poco dado a la chulería y el pavoneo de muchos militares españoles, que frecuentan las tabernas de Cádiz pero que no asoman la cabeza donde hay disparos. Es un hombre valiente con un punto de héroe cansado y lleno de amargura, que no duda en arriesgar su vida donde es casi imposible salvarla, alguien que se viste por los pies, como le gusta a Pérez-Reverte.
Otros personajes secundarios (Hipólito Barrull, Felipe Mojarra, Ricardo Maraña, etc.) completan un cuadro en el que Cádiz es testigo de muchos cambios políticos y económicos que están por venir, y que harán que después de la guerra España quede sumida en la pobreza, la ruina y el atraso.
Esta novela compedia historia, misterio, crónica social y política de una época señalada en los libros, y deja una sensación de que a veces no necesitamos a franceses o ingleses para "jodernos" a nosotros mismos. Los españoles somos así, la cagamos cuando luchamos y nos dejamos la sangre por un rey ignorante y traicionero (Fernando VII) que lo único que quería era volver al obsoleto absolutismo.
No faltan, para ir acabando, algunas de las perlas que Reverte suele dedicar a franceses o a nuestros "aliados" ingleses en la guerra. Esto dice uno de los españoles de los arrogantes ingleses:
Por último, el comisario, a las puertas de una nueva época, reflexiona para sus adentros:
El asedio es una novela magnífica. No por lo que tiene de encuadre histórico (estamos en 1811, durante el asedio francés a la ciudad en la que las Cortes están "pariendo" la Constitución, la "Pepa"), en eso Reverte no deja muchos cabos sueltos, sino porque a veces lo más difícil es hacer que los personajes sean creíbles, que nosotros como lectores sintamos que efectivamente esas personas pensaban y actuaban así y que no podía ser de otra manera. Eso es tan difícil de conseguir que muchas novelas históricas fracasan porque rebosan erudición pero no tienen alma.
Cádiz como escenario, como un tablero de ajedrez, comparación a la que el escritor recurre constantemente, reúne a diferentes tipos de personajes que se entrelazan para crear un círculo que se cierra al final de forma casi perfecta (lo de casi lo digo porque el final es tiene puntos amargos). El comisario Rogelio Tizón, corrupto, pero no más que muchos de su época, acostumbrado a las viejas maneras de hacer las cosas, obsesionado con un asesino que mata mujeres jóvenes en sincronía con las bombas francesas que caen sobre la ciudad. Un juego macabro de difícil solución para el comisario que le lleva a estar perdido sin ninguna pista a la que agarrarse mas que conjeturas. Al otro lado de la bahía, un artillero francés, Simón Desfosseux, perfeccionista, también con su propia obsesión: conseguir que las bombas lleguen lo más lejos posible y que exploten. Su problema son las distancias, los ángulos, el viento, y todo aquello que pueda influir en el alcance del proyectil. Sin saberlo, también se verá envuelto en la trama criminal. Por otro lado, el taxidermista Gregorio Fumagal, espía para los franceses porque Francia significa la libertad y el fin de los males que aquejan a España, la ociosa aristocracia y el pérfido clero.
Por otro lado, el mundo del comerico marítimo, a la que Cádiz debe su prosperidad, lo representa Lolita Palma, una joven solterona que lleva con inteligencia y prudencia el negocio heredado de su padre. Su mundo se altera cuando se encuentra con el capitán Pepe Lobo, que trabajará para ella como corsario al mando de la balandra Culebra. Es Pepe Lobo un personaje muy "revertiano", si se me permite el calificativo. Un marino por obligación, solitario, hastiado de tantas cosas, poco dado a la chulería y el pavoneo de muchos militares españoles, que frecuentan las tabernas de Cádiz pero que no asoman la cabeza donde hay disparos. Es un hombre valiente con un punto de héroe cansado y lleno de amargura, que no duda en arriesgar su vida donde es casi imposible salvarla, alguien que se viste por los pies, como le gusta a Pérez-Reverte.
Otros personajes secundarios (Hipólito Barrull, Felipe Mojarra, Ricardo Maraña, etc.) completan un cuadro en el que Cádiz es testigo de muchos cambios políticos y económicos que están por venir, y que harán que después de la guerra España quede sumida en la pobreza, la ruina y el atraso.
Esta novela compedia historia, misterio, crónica social y política de una época señalada en los libros, y deja una sensación de que a veces no necesitamos a franceses o ingleses para "jodernos" a nosotros mismos. Los españoles somos así, la cagamos cuando luchamos y nos dejamos la sangre por un rey ignorante y traicionero (Fernando VII) que lo único que quería era volver al obsoleto absolutismo.
No faltan, para ir acabando, algunas de las perlas que Reverte suele dedicar a franceses o a nuestros "aliados" ingleses en la guerra. Esto dice uno de los españoles de los arrogantes ingleses:
"Acosando a la Regencia y a las Cortes para que levanten todas las restricciones a su libre comercio con América. Buscando su avío, como suelen, y fieles a su política de no consentir nunca un buen gobierno en ningún lugar de Europa..."Magistral. De todas formas, hay para todos: los españoles son unos indisciplinados, aunque se baten con crueldad cuando hace falta ("Es que nadie se pone de acuerdo y cada uno va por su lado"); en lo político dice: "con Constitución o sin ella, el español seguirá siendo un cautivo degradado, desprovisto de alma, razón y virtud, a quien sus inhumanos carceleros jamás permiten ver la luz".
Por último, el comisario, a las puertas de una nueva época, reflexiona para sus adentros:
"Rogelio Tizón... sabe que con franceses o sin ellos, con reyes absolutos, con soberanía nacional o con Pepa la cantaora sentada en San Felipe Neri, cualquiera que mande en España, como en todas partes, seguirá necesitando cárceles y policías".
Me parece muy curioso que mientras Cádiz está siendo asediada, los personajes, y también el pueblo de Cádiz vivan la vida con cierta normalidad. Felipe Mojarra tiene un trabajo al que dedicarse. Lolita Palma saca tajada del asedio para con la patente de corso, aumentar su economía, que a su vez Pepe Lobo también se beneficia con un trabajo que le van dando ganancias en sus idas y venidas con la Culebra. Simón Desfosseux dedicado a sus aciertos con sus disparos. Y Rogelio Tizón, intentando resolver un caso que hará descubrir otra manera de trabajar de un comisario que en un principio sólo lo conocíamos de manera ruda, acabando por ser meticuloso y deductivo. Pero es cuando, se retiran los franceses, se aprueba la Constitución, cuando percibo un cambio, que no para mejorar, en los personajes. Cada uno de ellos se verán afectados en el término del asedio, por la miseria, la soledad, la pérdida,...curioso como decía. Al final me deja un sabor de boca amargo, prefiero la historia que nos cuenta Pérez-Reverte mientras Cádiz está siendo asediada. Francisco.
ResponderEliminar"El asedio", como todo lo que ese autor ha escrito bajo el nombre de "novela histórica" es de pésima calidad. Os recomiendo que leáis los posts de http://lanovelaanthistorica.wordpress.com de 20-07-2010, 20-12-2011 y 20-03-2012 para que os hagáis una idea más exacta del tema.
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