En 1974 John Le Carré escribió la tercera novela de la "serie Smiley", y una de las más conocidas y celebradas del autor británico: El topo (Tinker Tailor Soldier Spy fue su título original).
El argumento es bien sencillo: George Smiley, que está apartado del Servicio Secreto británico (MI6), recibe un encargo especial que pocos dentro del propio Servicio deben conocer, a saber, descubrir al espía que está pasando información a los rusos, es decir, al topo. Y lo peor para Smiley es asumir que ese espía no es uno cualquiera sino alguien de las más altas esferas del Servicio por cuanto tiene acceso a información muy reservada, reduciendo las sospechas a un grupo de cuatro hombres.
John Le Carré aprovechaba por tanto la historia para presentarnos las grietas internas de un Servicio podrido por dentro que lleva varios fracasos a sus espaldas y que vive a la triste sombra de los dos grandes servicios secretos, el americano y el ruso, en plena Guerra Fría. Y la forma de describirnos las grietas de ese "edificio" es absolutamente magistral, hasta el punto que de manera deliberada acabamos por creer que nadie dentro del Servicio es trigo limpio, teniendo en cuenta que Smiley está fuera.
Lo que hace muy atractiva esta novela, además de la ansiedad por conocer quién es el traidor inglés que ha vendido los secretos a los soviéticos (en clara referencia al espía británico Kim Philby que en los años 60 desertó a la URSS desvelando que había sido un topo durante muchos años, y que por cierto para el que John Le Carré llegó a trabajar), es sin duda el carácter y forma de trabajar de Smiley: como si fuera una hormiga, construye poco a poco las pruebas que luego utilizará para desenmascarar al traidor, y lo hace de forma concienzuda, leyendo y releyendo documentos, entrevistando a testigos de operaciones que han fracasado, y atando cabos que conducen a una trama soviética bien hilvanada por el espía ruso conocido como Karla, del que se habla por primera vez en esta novela.
No es Smiley por tanto, como ya hemos explicado en otra ocasión, un espía de acción, carreras y disparos, sino más bien un ratón de biblioteca muy perspicaz e inteligente que desentraña la trama a medida que leemos más y más páginas, es más un Maigret que un Bond, y eso lo hace más atractivo como personaje.
La trama nos lleva a conocer detalles de la "Operación Brujería", la fuente "Merlín" y el agente Jim Prideaux, desaparecido, pero clave para que Smiley pueda señalar por fin al culpable de que el Servicio Secreto británico sea el hazmerreir de los rusos.
No puedo mas que recomendar la lectura de esta estupenda novela de espías que se disfruta desde la primera página hasta la última. Es de lo mejor de John Le Carré y de él casi todo es muy bueno.
Recomiendo además de manera entusiasta la reciente película de El topo (Tomas Alfredson, 2011), en la que Gary Oldman encarna tan estupendamente al apocado Smiley que uno ya no puede disociar el aspecto del espía de las facciones del actor británico. En la película también hay un cameo del propio Le Carré.
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