Fiel a mi cita con Andrea Camilleri, os comento brevemente El olor de la noche (2001), una novela negra corta, la sexta entrega de la serie protagonizada por el comisario siciliano Salvo Montalbano, pero de un ritmo trepidante, como ya nos tiene acostumbrados. Esta vez, nuestro comisario se embarca en un caso por "accidente", ya que debe investigar la desaparición de un financiero y su ayudante, que han cometido una estafa de tipo piramidal. Vaya, en 2001 Camilleri hablando de pufos financieros... No es que los asuntos económicos agraden especialmente al comisario, pero el caso acabará por absorberlo aunque solo sea porque la estafa salpica a medio Vigàta, el pueblo donde vive.
Por supuesto, no pueden faltar en esta historia los inconmensurables secundarios: Catarella, presente "en persona personalmente"; Mimí Augello, que está a punto de casarse pero que no lo ve nada claro; Livia, la novia ausente de Montalbano; Fazio, el disciplinado y eficiente ayudante del comisario; la mafia, que no está en esta novela aunque unos policías obsesionados quieran verla en todos los delitos.
Para Montalbano, que la gente pique e invierta en estas estafas financieras en busca de réditos fáciles, se debe a la televisión: "No hay telediario que no te bombardee con la Bolsa, el Nasdaq, el Dow Jones, el Mibtel, la Pollatel... La gente se impresiona, no entiende ni torta, sabe que se corren riesgos pero que se puede ganar...".
Lo cierto es que este caso le pilla a Montalbano algo confuso, que si cree que ya es demasiado viejo para este trabajo, que si Augello tiene una "especial" relación de amistad con Livia, para agravar los celos del comisario, que si el jersey que Livia le había regalado ha encogido en la lavadora y ella no debe enterarse...
Y por supuesto, entre acto y acto, su relación de amor con la buena comida italiana, ay, esos pirciati picantes... Me entraron ganas de comerlos. Y Sicilia, y cómo se hacen las cosas en el sur de Italia, ya sea para arreglar una carretera ("El Ayuntamiento dice que el bache lo tiene que arreglar la provincia; la provincia dice que la región; la región, que la Dirección de Carreteras, y a ustedes entretanto que les den por culo"), o para conseguir una información ("Y tengo que darle las gracias a un amigo mío de la policía del aeropuerto que tiene un amigo que es novio de una chica que trabaja en el mostrador de billetes de Punta Raisi." "El sistema italiano para agilizar la burocracia. Por suerte, siempre hay alguien que conoce a alguien que conoce a un tercero", ¿les suena?). Pero si Sicilia o Italia no fueran así, perderían su encanto.
Al final, el sorprendente caso se resolverá porque Montalbano tiene un don especial, entiende a las personas y sus debilidades.
otro de mis eternos pendientes, ¡es que he estado tan agobiada con poco tiempo para leer! y para leer este género necesito estar muy atenta a mis lecturas que sino, se me van las pistas y ni cúando intentar yo ir resolviendo el misterio junto con el detective. En fin, espero que el año que viene sea más descansado y pueda hincarle el diente a este género.
ResponderEliminarGran reseña! La verdad es que es una gran obra y así dan más ganas de leerla.
ResponderEliminarSobre las relaciones que citaba el artículo, he de decir que todos los italianos tienen esa tendencia, supongo que por ese amiguismo será complicado derribar la mafia... Enhorabuena por el artículo!