sábado, 2 de julio de 2011

El sueño eterno, de Raymond Chandler


Solitario, escéptico y cínico. Así es Philip Marlowe, el detective privado creado por el escritor norteamericano Raymond Chandler (1888-1959) en 1939 en su novela El sueño eterno, probablemente el detective más famoso después de Sherlock Holmes. Chandler representa junto con Dashiell Hamett, creador del detective Sam Spade, lo mejor de la novela negra norteamericana, marcada por un marcado cinismo hacia la sociedad opulenta pero corrupta.
En esta primera aparición de Marlowe (después le seguirían entre otras Adiós, muñeca -1940- o El largo adiós -1953), el detective recibe el encargo de investigar el chantaje que la perturbada hija menor de un viejo millonario de Los Ángeles está padeciendo por deudas de juego. Además Marlowe quiere descubrir qué fue del marido de la hija mayor, Vivian Sternwood, que al parecer se fugó con la mujer de un mafioso. Las pesquisas le llevan por una ciudad que respira un aire contaminado por la corrupción, la mafia y los negocios "turbios".
Marlowe es un hombre singular, parece que intente huir de las mujeres peligrosas que le pueden llevar a la fatalidad, como se ve en su manera de tratar, tan ruda, a las dos hijas Sternwood. No debe entenderse como una actitud misógina sino como una manera de protegerse de los sentimentalismos que un detective privado debe siempre dejar de lado para cumplir con su trabajo.
Marlowe habla así de su trabajo: "No soy Sherlock Holmes ni Philo Vance. No espero ir a terreno que ha sido ya cubierto por la policía, recoger una punta de pluma rota y hacer un caso de ello. Si usted cree que alguien vive en el negocio de detective haciendo eso, no sabe mucho acerca de los policías."
Y por si no hubieran quedado claras cuáles son sus prioridades, ahí va esto: "Soy un tipo muy listo. Carezco de sentimientos y escrúpulos. Todo lo que tengo es el prurito del dinero. Soy tan interesado que por veinticinco pavos por día y gastos, principalmente gasolina y whisky, pienso por mi cuenta lo que hay sobre ello; arriesgo todo mi futuro, el odio de los policías y de Eddie Mars y sus compinches, hurto el cuerpo a las balas y aguanto impertinencias, y digo: Muchísimas gracias." En cambio, a mí Marlowe me parece un empedernido idealista vapuleado por la dura realidad.
Después de leer la que es considerada una de las mejores novelas negras del siglo XX, vi la película basada en la novela y protagonizada por los geniales Humphrey Bogart y Lauren Bacall en 1946, con guión de William Faulkner. Una obra maestra del cine clásico. Marlowe es Bogart en la pantalla grande, aunque Chandler siempre imaginó al detective encarnado por Cary Grant.
Por cierto, siempre se ha comparado a Marco Didio Falco, el detective privado de la Roma de Vespasiano (s. I d.C.) creado por Lindsey Davis como un alter ego de Marlowe por su especial don para analizar la realidad social de forma tan cínica, y no va mal encaminada la comparación.

3 comentarios:

  1. Uno de los grandes de la novela negra, sin duda. Un género que, no sé por qué, apetece más en estas fechas (al menos a mí). Curioso lo de Cary Grant, no lo sabía.
    Un saludo
    Leo

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  2. La novela negra es uno de mis géneros preferidos, junto con la histórica, aunque me queda mucho camino por recorrer.

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  3. LO NECESITO PARA LENGUA JAJA

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