Después del bombazo, el escritor irlandés dio un giro argumental y narró el Motín en la Bounty (2008), para luego volver a la literatura juvenil con El increíble caso de Barnaby Brocket (2012). En 2013 acaba de publicar Quedaos en la trinchera y luego corred.
¿Qué tecla tocó Boyne para que su novela tuviera éxito de crítica y público? Bueno, primero enfocar un tema tan serio como el Holocausto, el exterminio de millones de judíos europeos en los campos de concentración construidos por el régimen nazi entre 1940 y 1945 desde una perspectiva nueva, la mirada de un niño de nueve años, Bruno, hijo del comandante de Auschwitz (Polonia), uno de los campos más tristemente conocidos del Tercer Reich alemán, donde además se desarrolla la historia. Una mirada inocente, que no entiende de guerra, ni de pureza racial, ni de judíos, ni de qué significa ser un nazi; solo está contrariado porque ha dejado a sus amigos de Berlín para trasladarse a un lugar aislado donde no tiene con quién jugar. Pero todo cambia cuando conoce, a través de una alambrada que no entiende para qué sirve, a un niño que viste "un pijama de rayas", lleva la cabeza rapada y está muy flaco. Se llama Shmuel, tiene la misma edad que Bruno, y una necesidad igual de tener un amigo para contarse las cosas.
Una historia sencilla y original en un marco histórico por todos conocido, con un estilo narrativo claro y accesible para un público para el que siempre hay que contar otra vez el Holocausto: el lector juvenil, que empatiza con sorprendente rapidez con Brumo y Shmuel y entiende, sin entrar en detalles escabrosos, lo que significa la barbarie del asesinato de millones de judíos, a través de un elíptico final que pone los pelos de punta.
Y no solo es una historia sobre nuestro triste pasado sino una reflexión sobre el peligro de un futuro de intolerancia y obsesiones raciales, sobre alambradas que separan pueblos, sobre barracones donde se hacinan los que son despojados de todo, sobre la incertidumbre de no saber si algo así puede volver a pasar en cuanto perdamos la memoria histórica. Si parece que estemos ante una novela para adultos, pronto entendemos que el mensaje va sobre todo destinado a los futuros adultos.
La lectura de este libro ha sido realizada en común con los alumnos de 2º ESO de un instituto público y la experiencia ha valido la pena.