jueves, 20 de noviembre de 2014

Puzle de sangre, de Mario Martínez y José Payá

Puzle de sangre (2014) es una novela negra atípica por cuanto construir un relato coherente en la trama y en la caracterización de los personajes cuando la autoría es doble no es nada fácil. Mario Martínez (Alicante, 1945), que ha sido profesor de Historia Moderna en la Universidad de Alicante, y José Payá (Biar, 1970), profesor de Lengua y Literatura en un instituto de educación secundaria de Banyeres empezaron a escribir una historia como si de un juego se tratara, intercambiando capítulos y haciendo avanzar la novela poco a poco, a fuego lento, y ese carácter lúdico se mantiene a lo largo del libro, a veces muy serio, a veces dando la sensación de ser una "tomadura de pelo" al lector. Pero no, el análisis no es tan sencillo ni superficial, no es una tomadura de pelo, es un ejercicio de diversión de los escritores, que se ríen de sí mismos, primero, y que ponen en una coctelera los elementos clásicos de la novela negra para crear un producto no tan manido. 
Hay mucho de diversión, de ritmo rápido frenado por pocos momentos reflexivos, tal vez muy pocos a mi gusto (que soy muy fan de las pausas culinarias de Camilleri y su inolvidable Montalbano, o de Vázquez Montalbán y su Carvalho), y también subyace algo de ironía social, con unos personajes movidos por la codicia pero también por los celos, la frustración de la vida rutinaria o el amor. Pero de entre todos ellos destacan, no como podría ser habitual en una novela negra al uso, los dos asesinos, el Socio y el Libros, que deben matar a dos personas grises alter ego de los propios escritores (genial este recurso). Los policías también están, y ganan protagonismo cuando avanza la novela, pero son las motivaciones de estos supuestos profesionales del asesinato los que reciben gran parte de la atención. Dos asesinos que se las dan de "cultos", y que para no entender de literatura resulta que han leído a Rulfo, Greene, Vila-Matas, Baricco, etc.
La acción transcurre con rapidez en pocos días y se localiza en Pinoso, Alicante, Biar y Sax, y ya de buenas a primeras nos encontramos de bruces con el dilema de afrontar una novela en la que no importa, como bien se dice en el prólogo, el "cómo se hizo" o "quién fue el asesino" sino las motivaciones que llevan a los múltiples asesinatos que salpican la historia. 
Es una novela entretenida con un punto fuerte a mi parecer: la prosa. Hay un dominio, como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta la formación de los autores, del léxico en sus diferentes contextos, de la construcción de la narración, ponen las palabras que tocan cuando toca y hacen muy fácil la lectura. Sin embargo, en el debe de la novela tengo que decir que tantos requiebros y sorpresas en la historia me generaron al principio un cierto desconcierto, que se supera a mitad de novela. Están bien los giros inesperados pero a veces el lector necesita ciertos asideros para no caerse. Seguramente los autores dirán que precisamente querían jugar al desconcierto entre ellos, vamos, a gastarse ciertas "putadas" que les hicieran repensar el hilo de la narración, pero bueno, para haber sido un reto complicado, han salido airosos del entuerto. Eso es muestra de la habilidad de los autores que solo se consigue con un buen bagaje de lecturas.